Luego de haber adoptado el movimiento de Black Lives Matter para su discurso en la cuarta temporada, llega la quinta entrega de Orange is the New Black. ¿Qué fue lo que intentaron en esta ocasión?
Hay una pregunta implícita al momento de ponernos a pensar sobre lo que estamos viendo en pantalla. En los últimos años hemos visto a estos personajes pasar por un sinfín de adversidades debido a sus condiciones, debido a sus acciones y decisiones, debido a su desafortunada situación. Los hemos visto cometer y sufrir barbaridades, sin saber a quién responsabilizar. Entonces, ¿quién es el verdadero monstruo? Los monstruos no son las prisioneras, ni los guardias, ni la policía, ni la sociedad: el monstruo es el deficiente sistema penitenciario.
Aunque desde que inició la serie el tema ha estado presente, en esta quinta temporada se hace más evidente, y a diferencia de anteriores ocasiones, ahora sí es mencionado directamente en varias ocasiones. Estamos frente a un sistema arcaico e inhumano que existe solo para beneficiar a quienes están a cargo, sin tomar en cuenta cuál es su verdadera función en la sociedad, y sin hacerse cargo de las consecuencias.
El objetivo debería ser rehabilitar a quienes, por diferentes razones, terminan tras las rejas; sin embargo, con la mirada fija en el dinero y no en las personas, lejos de ayudar a que puedan adaptarse una vez que salgan, los terminan destruyendo y convirtiendo en un verdadero peligro. Es un monstruo creador de monstruos.
La situación tampoco es mejor para quienes trabajan en el sistema, pues las reglas y el entorno en el que son forzados a sobrevivir los va deshumanizando poco a poco, al punto de convertirse en parte del problema.
Por supuesto, esto solo es el tema que más sobresale, pero no es el único. La situación de la rebelión dentro de la cárcel funciona como una metáfora de nuestra sociedad, y Orange is the New Black no pierde el tiempo para divertirse o ponerse seria con críticas al surgimiento de movimientos sociales, a la vida en un sistema de anarquía o la posibilidad de otras alternativas al actual sistema capitalista, al privilegio blanco y el racismo, así como cuestiones más serias como el control de armas y la búsqueda de la justicia dentro de un sistema que no favorece a quien realmente lo necesita.
Si la serie sigue o no bajo sus previos estándares de calidad, es discutible, pero los planteamientos políticos y sociales están cada vez más presentes en Orange is the New Black, y siendo uno de los hijos consentidos de Netflix, solo nos queda esperar para ver cuáles serán los temas a tratar en las próximas temporadas.
OITNB: ¿Quién es el verdadero monstruo?