Como la mayoría de las mujeres me pongo un poco histérica cuando me esfuerzo muchísimo y no logro realmente bajar de peso, sobre todo en esos últimos momentos que quedan solo unos kilos de más y que se hace realmente imposible bajarlos del todo. Es por ello que con todas las dietas, el ejercicio y la incorporación de técnicas que he investigado a lo largo de mi vida, un día, hablando con una amiga me hablo de los famosos “Quemagrasas”. Yo no sabía muy bien a qué se refería con ellos, pero luego de investigar y ver que a mi amiga le habían causado un efecto increíble, cometí el grave, gravísimo error de empezar a empastillarme a más no poder.
¿Qué son los quemagrasas? Básicamente se venden como que pueden hacerte perder calorías si los consumes junto con tus comidas. Suelen ser sustancias como el L-cartinia, glucagón, taurina, lecitina, efedra, creatinina y muchos más. Se venden tanto en pastillas como en líquidos.
El hecho es que algunas de estas pastillas se combinan junto con otras sustancias y se crean lo que algunos llaman “quemagrasas” pero que realmente no lo son.
Cuando yo comencé a consumir este tipo de pastillas, en principio creí que junto con la dieta y el ejercicio me ayudarían a reducir por completo mi apetito y a obtener así los resultados que esperaba en muy pocas semanas, tal y como le había sucedido a mi amiga. Pero mi sorpresa fue muy grande cuando pasada dos semanas ni veía resultados y comencé a sentirme mal.
De un día para el otro me sentía desganada, sin fuerzas para levantarme de la cama ni para hacer nada. Creí que podría estar sufriendo algún tipo de anemia por dejar de consumir algunos alimentos, pero vaya lio cuando luego de ir al médico me descubren que por el consumo de los quemagrasas tenía problemas en mi tiroides y que por eso estaba tan cansada todos los días. Además de eso, me sentía con poco ánimo, como con un poco de depresión. Luego de que le conté a mi médico lo que estaba consumiendo, me obligó a dejarlo enseguida y me explico los efectos de estas famosas pastillas que dicen ser “milagrosas” y que en realidad lo único que hacen es causar más problemas que satisfacciones.
A partir de allí no consumí nunca más ningún tipo de quemagrasa. No digo que no sean útiles, puede que a alguna de vosotras os sirva para adelgazar pero tener mucho cuidado con ellos y si pueden ir a un especialista para que os tenga controlada mucho mejor.