Revista Opinión

Ojos cafes sin pupilas

Publicado el 10 agosto 2018 por Carlosgu82
No recuerdo bien como llegue hasta este momento… Solo estoy sentado, estupefacto, en silencio a su lado, mirándola sonreír después de hacer ese ademan raro que hace con sus labios y me encanta. Algo me sucede, no puedo hablar, solo estoy ahí mirándola con una sonrisa dibujada en mi rostro, es algo mágico, como si por un instante mi mundo entero fuera esa mujer de piel canela y alocadas carcajadas. A veces pienso que no exhala aire con cada palabra, a veces creo que de su boca solo emana suspiros que respiro y me quitan el aliento; ella es de esas que a veces pueden detener el mundo con una sola caricia mientras con una mirada aceleran el universo. Todo comenzó de un tiempo acá, así como han ocurrido las mejores cosas de mi vida, así sin darme cuenta. Intento recordar que era de mi existencia antes de su llegada, trato de recordar que se sentía estar sin su presencia, sin su tosca forma de querer, sin sus complicados métodos para demostrar afecto…y por mas que lo intento, no puedo tener recuerdo alguno de mi vida sin la suya. Tiene un dulce torpeza, es torpe para sentir y mucho mas para expresar el torrente de emociones que invaden su corazón; tiene la gracia de un ciervo recién nacido, deslizándose con languidez a otra vez de las emociones pero tropezando sin desdén contra todo los obstáculos que la complejidad de sentir implican. Es un bello desastre, caótico e irracional, a veces errática sin razón alguna, a veces cuadriculada hasta la medula, genera disturbios en su andar y solo la teoría del big bang puede describir someramente algo de su esencia. Ella es un gran conjunto de demonios, temores y angustias…ella es poesía con versos desordenados que se escribieron en prosa, ella tiene miedos que teme mostrar por que lleva mucho tiempo guardándolos, ella es la receta perfecta del desastre con una cereza encima, ella la que no teme ser fuerte en su andar y equivocarse al amar. Extrañamente a pesar de todos los adjetivos que encuentro para capturar su existencia, solo me basta con mirarla a los ojos para ver lo que esconde detrás de aquel armazón bien montado de problemas y sainetes, esos ojos color café oscuro sin pupila, ojos unicolor que son ventanas al fondo de tan densa galaxia, esos mismos ojos que me han enseñado a hablar un extraño dialecto que consiste en ignorar lo que dice su boca en o sus actitudes para remplazar esto por otras cosas, no lo llamo psicología inversa, mas bien, diría yo: escuchar su corazón. En ocasiones suelo pensar que estoy loco y me invento este nuevo idioma a mi voluntad, moldeandolo a base de mis pensamientos, e ignorando que tal vez, lo que el sentido común y ella me quiere decir no es otra cosa que todo eso que sale de sus actitudes y su boca. Cuando se esta enamorado uno piensa dando rodeos y es demasiado probable que me ocurra en este mismo momento, tal vez sea mi carácter terco el que se aferra a creer que sus sentimientos hacia mis son mucho mas complejos que la gélida forma de tratarme. No se bien si la idealice en mi mente, y me invente otra mujer escondida en el cumulo nebuloso de caos en el que vive aquella mujer de ojos cafés sin pupilas. Tal vez lo que yo siento alcance para los dos, tal vez sea contagioso y un día con fluidas palabras ella pueda decirme con toda serenidad que siente lo mismo y que estaba en un transe profundo de torpeza que termino y que ahora será esa mujer que vivía escondida detrás de los ojos cafés sin pupilas. Solo me resta ser terco, ser terco y nada mas, es lo que mejor se hacer, es lo mejor para los dos, es lo único que siempre he sido, es eso mismo lo que mantiene con vida este sentimiento, es lo mejor que puedo hacer hasta ella despierte y me muestre sus ojos cafés sin pupilas a la luz de la verdad… Carlos A. Quinche L.

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