Ojos de agua
Ojos de agua">">Ojos de agua" height="277" width="182" alt="Ojos de agua" class="alignleft wp-image-3038 size-full" />Datos del libro
- Nº de páginas: 187 págs.
- Encuadernación: Tapa blanda
- Editorial: SIRUELA
- Lengua: CASTELLANO
- ISBN: 9788478440481
Sinopsis
Entre el aroma del mar y de los pinos gallegos, en una torre residencial junto a la playa, un joven saxofonista de ojos claros, Luis Reigosa, ha aparecido asesinado con una crueldad que apunta a un crimen pasional. Sin embargo, el músico muerto no mantiene una relación estable y la casa, limpia de huellas, no muestra más que partituras ordenadas en los estantes, saxofones colgados en las paredes y el libro -ya un clásico- de un gran filósofo del siglo XX sobre la mesilla de noche.
Leo Caldas, el solitario inspector de policía que compagina su trabajo en la comisaría con un consultorio radiofónico, se hará cargo de una investigación que le llevará de la bruma del anochecer al humo de las tabernas y los clubes de jazz. Rafael Estévez, un aragonés para quien las cosas «simplemente son o no son», es su nuevo ayudante. Demasiado impetuoso para una Galicia irónica y ambigua, en la que todo se insinúa pero nada realmente se dice, y para el melancólico Leo, que busca entre sorbos de vino los fantasmas ocultos en los demás, mientras intenta sobrevivir a los suyos.
La verdad termina por aflorar gracias a la labor de la curiosa versión española de Sherlock Holmes y Watson que forman el tándem Caldas-Estévez, en una novela policiaca salpicada de humor, no necesariamente negro, con grandes dosis de suspense en la que los personajes se van componiendo a medida que hablan y actúan, llevándonos a desentrañar el secreto que esconden los “Ojos de agua”.
Personajes
Empecemos este breve comentario de Ojos de agua con los dos personajes principales, que, a primera vista, me han parecido un poco etéreos. Sí, es verdad que el autor les da ciertas características que los singularizan, pero no he acabado de verlos bien asentados. Imagino que en la segunda entrega, que leeré próximamente, ambos policías verterán en las páginas una mayor sustancia. Veremos si tengo razón o me equivoco.
Inspector Leo Caldas
El protagonista de la novela es el inspector de la Policía Nacional Leo Caldas, un hombre tranquilo, observador y reflexivo, que tiene un programa de radio en Onda Vigo a través del cual los oyentes pueden exponerle sus problemas. Unos problemas que normalmente, y Leo Caldas lleva la cuenta, corresponde resolver a la Policía Municipal.
Leo Caldas encarna el prototipo gallego: reservado, ambiguo como sus vecinos y con cierto aire derrotista cuya razón el lector no llega a conocer en esta novela, aunque se proporcionan indicios que nos hacen intuirla.
Un personaje que apunta mayor peso, menos volatilidad, quiero decir, y quizá hasta un gran recorrido que supongo que el autor le dará en próximas historias (ya tengo preparada en la lista la segunda novela de esta serie, La playa de los ahogados).
Rafael Estévez
Rafael Estévez es un policía aragonés de dos metros, enérgico, incluso en ocasiones demasiado vehemente, a quien le quema el sinuoso carácter gallego, y que ha sido destinado a Vigo a la fuerza por algo que ocurrió en tierras zaragozanas.
Encarna el prototipo de maño, como Leo Caldas y sus vecinos lo hacen con el de gallegos. El choque entre ambas formas de ser es divertido y a veces ingenioso, pero quizá un poco repetitivo y, desde luego, más que el Watson de Leo Caldas, hay ocasiones en que casi que parece su Sancho Panza. Esperaré a ver cómo crece la relación entre estos dos personajes en futuras entregas. De momento me parece que el autor ha logrado encajarlos bien con todas las diferencias que los separan. Tengo curiosidad por ver cómo evolucionan.
En cualquier caso, el segundo de abordo me ha parecido un personaje más convincente que el protagonista. Más real, con más carne…, menos etéreo, que decía antes.
El espacio
El tratamiento que Domingo Villar hace del espacio en Ojos de agua es algo que sí merecer un apunte, aunque sea breve, porque lo hace con gran maestría. Villar logra trasladarnos hasta allí de manera casi mágica. Nos incluye en ese espacio de forma tan intesa que el lector lo siente en sí mismo. Más allá de simplemente verlo, lo huele y lo toca.
Sin intrusismos que interrumpan la trama, Villar nos lleva de la mano por las Rías Bajas y a través de ese Vigo y esas playas en las que está fuertemente impresa la huella de un pueblo marinero y sufrido.
Delicioso paseo.
La trama
Esta es la parte que menos me ha convencido de la historia. Demasiado tópica, pese a que el método que el asesino utiliza para matar a la víctima es muy curioso. El desarrollo es lento y un poco lineal, aunque bien dirigido, eso sí, pero decepciona que una novela con tantas posibilidades se apoye sobre un móvil tan manido.
Se trata, en cualquier caso, de una novela policíaca entretenida, con unos personajes curiosos que dan lugar a algunas escenas desternillantes y, vuelvo a subrayarlo, muy bien ambientada.
Si te ape leerla, puedes hacerte con ella aquí: