Foto: Miguel A. Brito
Pero qué te estás poniendo, tú estás loco o qué, de dónde saliste con esa pinta, no ves el calor que hace, nunca había visto una cosa igual, si el negro se chupa el calor, es que te quieres recocer, al final acabarás guisado como viejas en caldero, sabes las que te digo, pues claro que sabes, que te vi perfectamente anoche con una enfrente que fue vista y no vista, te crees que no me di cuenta de cómo me mirabas de lado para tenerme vigilado por si me propasaba, ni que yo no supiera estar, tú es el que parece que no sabes, porque para andar así con este solajero de mediodía, se te van a derretir las ideas y te vas a quedar en blanco, que es como hay que venir aquí, en blanco y descargado para recargarse, el negro aquí canta mucho, es como la música chillona que a mí me estresa, y el negro también me estresa, me pone de los nervios, y a ti yo creo que también porque desde que te embutiste en semejante negritud la cara se te ha puesto de otro modo, como oscura, aunque no sé si será por eso que te has atado al cuello, que no es como mi collar que me da distinción entre esos poligoneros sinvergüenzas del puerto que ya se piensan marineros con husmear entre los restos del pescado, ni se me ocurre mancharme los bigotes en la basura, yo como limpito en mi plato, que para eso doña Juana madruga a por cabrillas, una para cada uno, como debe ser, pero claro, a ti con eso amarrado al cuello no te debe de pasar nada por la garganta, ni agua, y te podrías hasta deshidratar porque se te está saliendo el agua por la frente y eso deshidrata, que yo se lo he oído a la peña del puerto, que son sinvergüenzas pero informados, como se pasan el día atentos a todo lo que se mueve, en fin, tú verás, me voy a echar un rato al fresquito del patio, que estas no son horas para ir a ninguna parte, no sé qué se te habrá perdido a ti en ninguna parte justo a esta hora, con este calor…