"Tenía ojos de color imposible", escribe Rafa Marín en su blog Crisei. Quien teme a Virginia Woolf conoce sus propias debilidades y los secretos del vecino. Liz Taylor supo mucho de lindas miserias humanas y viles grandezas periféricas. La impar Liz Taylor de Andy Warhol posee un encanto ambiguo y difuso, su mirada ondulante estremece. Ella era pop, rock, vals y samba, nadie fue capaz de seguir su ritmo vital, ni su espíritu indómito. Ella fue un mito, nada que ver con los cantamañanas del pantallazo actual. Mi madre, de jovencita, era calcada a Liz Taylor; ahora es más guapa que ella. Así que la nostalgia de este instante pertenece al álbum familiar de fotos y a los colores imposibles del mundo desmemoriado.