Ayer Papá Noel le trajo de regalo a mi tío por su cumpleaños un altavoz inteligente de Google, y fue como si tuviéramos un invitado más a la mesa. Qué risa.
Primero lo configuramos con mi voz ante la cara de asombro de mi padre que pensaba que le estábamos tomando el pelo y el chisme ese era cosa de ciencia ficción pero entonces me dijo que le pidiera una canción de gregoriano y yo le dije:
“Ok Google,, pon una canción de gregoriano”
Y va el altavoz y muy educadamente empieza a reproducir la canción favorita de mi padre. Ahí se lo ganó. Los ojos le hacían chiribitas y aún sin entender del todo el mecanismo empezaba a pedir temas como si fuera el karaoke.
“Y ahora Fausto Leali. Pero esa no. La otra. Y dile que luego ponga Susi 4. Y…”
Y entonces mi tío que al fin y al cabo era el dueño del bicho se mosqueó y se lanzó a configurarlo también con su voz para que le hiciera caso. Pero como estábamos flipados con el jueguetito y ahí nadie ponía orden pues lo mismo le pedíamos reggaeton que nos dijera qué tiempo hace o una de Manolo Escobar y así es como mi madre y yo acabamos bailando “La Campanera” la noche de Nochebuena.
Entre tanto ajetreo resulta que mi hermana tiene el Google Chrome Cast conectado a la tele y el bicho lo sabe así que el colmo fue cuando empezamos a pedirle cosas que nos lanzaba a la tele y ahí ya nos quedamos más flipados todavía. Porque se me ocurrió decirle;
”Ok Google ponnos en la televisión un vídeo de YouTube de Villaverde de Guareña”
Y cuando pensábamos que ahí le habíamos pillado porque al fin y al cabo en Villaverde no viven ni cincuenta personas y no lo conoce nadie, pues nos sorprendió con esto.
Así que caímos todos profundamente enamorados del cacharro y le integramos totalmente en nuestra celebración navideña. Vídeos de los mejores momentos de “Date el bote”, el significado de nuestros nombres , restaurantes abiertos por la zona y hasta – en serio- nos cantó el Cumpleaños feliz de parte de todo el equipo de Google.
Si, vale, no te lava los platos, no te calienta la carne ni te sirve copas, pero se le coge tanto cariño que ahora que mi tío se lo ha llevado, ya lo echamos de menos. Así que voy a escribir ya la carta a los Reyes Magos.
“Ok Google, dile a los Reyes Magos…”