Sin embargo, el pasado fin de semana encontré la respuesta a esta pregunta. El pasado fin de semana descubrí Rio de Janeiro y entendí porqué le llaman la Ciudad Maravillosa (Rio Cidade Maravilhosa).
Y para disfrutar de este post, os recomiendo poner de fondo la cancion "The Girl from Ipanema" y seguir leyendo.
Me fascinan las ciudades con playa y Rio es eso, "la vida en la playa". Jamás había visto una extensión de arena tan larga y concurrida como la de Copacabana e Ipanema. Rio de Janeiro es una ciudad muy poblada, bulliciosa, caótica, insegura, colorida, alegre... y toda esa mezcla explosiva de sentimientos hace que te enamores de ella nada más llegar.
Mi primer contacto con la ciudad fue el viernes noche. Tras aterrizar en el aeropuerto Santos Dumont, tomé un taxi hasta Ipanema donde se encontraba el hotel. Solo hizo falta un trayecto de 10 minutos para darme cuenta de que Río me iba a gustar y mucho. Me fascinaron las vistas: el verde de los árboles, las vistas del mar y las montañas, el larguísimo paseo marítimo de Copacabana, la gente en la playa luciendo sus coloridos (y diminutos) bañadores, los múltiples quioscos vendiendo agua de coco, los vendedores ambulantes, las pistas de voley playa en la arena... qué ambiente!
Solo disponía de un fin de semana en Rio y tenía que aprovechar al maximo el tiempo así que el sábado realicé un tour turístico con el que pude visitar las mayores atracciones de la ciudad en un solo día.
La primera parade fue la subida en teleférico al morro de Pan de Azúcar, uno de los lugares más emblemáticos de Rio situado a 396 metros de altura. Este bloque de roca se alza directamente sobre el mar y ofrece unas vistas espectaculares de la Bahía de Guanabara. Además, es curioso poder observar de tan cerca a los aviones aterrizando en el aeropuerto Santos Dumont. Jamás los había visto maniobrar de tan cerca!
Al bajar del morro, pasamos un rato a sus pies en la playa roja y, de ahí, partimos hacia el Mirador de Leblon. Este se encuentra situado en el extremo oeste del barrio de Leblon y ofrece una vista fantástica de las playas de Leblon e Ipanema, que recomiendo admirar a la vez que se disfruta de una caipirinha.
Después de comer en Copacabana, nos dirigimos hacia el Cristo Redentor, elegido en 2007 como una de las 7 maravillas del mundo moderno.Antes de ir al Cristo, es conveniente asegurarse de que el cielo está despejado y comprobar que la estatua del Cristo es visible desde el mar. De no ser así, subirás al Corcovado y no disfrutarás de ninguna vista. Al Cristo se puede subir en tren, coche o andando. Yo lo hice en coche y, curiosamente, siempre había imaginado que la estatua del Cristo Redentor sería más grande (tiene 38 metros de altura). Eso sí, las vistas de 360 grados de Río a 709 metros sobre el nivel del mar me dejaron sin aliento. Creo que jamás he visto nada igual.
El tour lo continuamos con la visita a la catedral de Río (un poco demasiado moderna para mi gusto) y con una corta visita al barrio de Santa Teresa. Allí se encuentra la segunda atracción turística más visitada de Río de Janeiro, la Escaladaria Selarón. Una llamativa escalera revestida de azulejos de colores realizada por el chileno Jorge Selarón como tributo a la población brasileña.
Más tarde hicimos una corta parada en los arcos de Lapa, antiguo acueducto, y finalizamos el tour en el estadio de Maracaná (que solo vimos por fuera) y el famoso sambodromo, escenario del importante carnaval de Río de Janeiro.
Y qué sería de Brasil sin la samba? Pues como no quería perderme nada, vencí al cansancio y disfruté del sábado noche en uno de los locales más famosos de Río, Río Scenarium, bailando samba (o al menos intentándolo). Tres pisos decorados con antigüedades, música en directo y muchísimo ambiente.
El domingo lo dediqué a disfrutar de las playas de Ipanema y Copacabana y a hacer como los locales: mucho sol, brochetas de gambas a la plancha en la arena y agua de coco para combatir el calor.
Decidí no visitar las favelas pero pude observarlas desde muchos puntos de la ciudad y es alucinante ver cómo las casas se apilan unas con otras tapizando las laderas de la montaña.
Me alojé en la playa de Ipanema, muy cerca del fuerte y creo que fue un acierto ya que la zona era segura y estaba muy cerca de las playas de Copacabana, Ipanema y Leblon, y a la vez muy próxima a restaurantes y bares.
Y pese a un fin de semana intenso, me dejé muchas cosas por ver. Pero siempre es una buena excusa para volver, nunca se sabe! Que apuntó para la próxima vez?
- Visitar Pan de Azúcar durante el atardecer debe ser una experiencia única. Sin embargo, para poder hacerlo, las entradas tienen que reservarse con antelación y asegurarse un buen sitio en lo alto de la cima. Y, sobre todo, tener suerte con el tiempo para que ninguna nube estropee las vistas.
- Ver atardecer en la playa de Arpoador, roca que divide las playas de Ipanema y Copacabana.
- Pasar más tiempo en el barrio artístico y bohemio de Santa Teresa.
- Por falta de tiempo, no pude comer en el restaurante Flor do Céu en Leblon que me había recomendado una amiga. Asi que me quedé con ganas de probar la fusión de comida Italiana-Latino Americana en una terraza con vistas y música en directo. Puede haber major mezcla?
Lamentablemente, Rio no es una ciudad segura y hay que tomar precauciones que a la hora de visitarla. Los turistas son un blanco fácil asi que es importante no llevar encima objetos de valor ni documentos de identidad ni mucho dinero, al igual que hay que usar el móvil con precaución. Es mejor vestir ropa sencilla no llamativa (pantalón, camiseta básica y havaianas) y llevar un bolso cruzado pequeño o no llevar. Es recomendable contratar un guía para visitar la ciudad y, por la noche, evitar las zonas poco iluminadas y solo ir a las zonas consideradas seguras. De todas formas, aunque hay que ser cauto, no hay que obsesionarse y visitar la ciudad con miedo.
"Río, presente del verbo reír "
Deseo que os guste!