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¡olé por esa jerga ochentera...!

Publicado el 19 marzo 2020 por Raude44 @RAUDEENLARED

¡OLÉ POR ESA JERGA OCHENTERA...!

Si, hoy vamos a tratar con esas frases, palabras o dichos de los que hemos mamado varias generaciones y que, pese a su evolución, no todas estos términos han quedado en el olvido.

Es curioso que nunca nos paremos a pensar porque decimos palabrejas que hemos adquirido con el paso de los años sin saber su origen, más o menos su concepto y que las incrustamos en nuestro lenguaje cotidiano a pesar que algunas de ellas ya están criando telarañas.

La idea proviene de la reclusión en casa obligada por el Coronavirus y el aburrimiento que supone zapear en la televisión esperando ver algo que te distraiga, dando a parar con un programa de ETB2 que no conocía llamado "Atrápame si puedes", típico concurso de preguntas presentado por el veterano Patxi Alonso.

En un momento a uno de los concursantes le pusieron varias de estas palabras que todo el mundo hemos usado alguna vez y el presentador le daba definiciones de las mismas o su origen, debiendo escoger la más adecuada... Y mi campanita cerebral empezó a repicar, esto lo tengo que mirar y hacer para el blog, me gusta... ¡Conocer el origen de todos estos palabros que tantas veces hemos usado!. La pena que a la hora de ponerme con el tema no recordaba ninguna de las definiciones del programa y apenas algunas de las palabras, teniendo que empezar de cero, y casi que mejor...

¿Queréis saber dónde nacen todas estas palabras que en su día nos parecían enrolladas? Pues allí vamos. Post para nostálgicos y nota informativa, muchas de ellas son anteriores a que yo naciese, que el que escribe tiene su edad, pero no tanta...

Esa frase que solemos pronunciar entre amigos, vecinos o conocidos cuando tenemos que pagar algo que nos incumbe a todos, es un término que nos hemos apropiado de otro idioma.

¿Pero de cuál? Apuntadlo porque es pregunta de trivial y si os dan diez oportunidades, seguro que las falláis, el nepalí.

Tuvo que ser un excursionista español que viajó allí y no tenía ni idea del idioma cuando escuchó la palabra "pachas" y al traductor de turno le preguntó: ¿qué ha querido decir?, y su respuesta es "cada uno hace su parte proporcional, aunque traducido literalmente significa al 50%". Quedando muy sorprendido que una frase tan corriente en nuestro idioma haya sido cogida del Nepal.

2) CANTIDUBI DUBI DUBI, CANTIDUBI DUBI DA

Entre 1974 y 1979 había un programa infantil y juvenil en TVE llamado "Un globo, dos globos, tres globos", en referencia a los destinatarios: Un globo, para los más pequeños. Incluía espacios como Ábrete Sésamo, Dos globos, para los medianos y Tres globos, para los casi adolescentes, con programas como La Semana.

En el espacio dirigido al público infantil había un programa llamado "EL Monstruo de Sanchezstein" creado con el fin de desarrollar y premiar las habilidades mentales y dialécticas de los niños.

"Los presentadores representaban los personajes del Profesor Sanchezstein (Pedro Valentín), Amanda, su ayudante (María Luisa Seco) y Luis Ricardo, el monstruo (Pepe Carabias), un entrañable del monstruo de Frankenstein, que debía obedecer textualmente las órdenes que daban los niños para superar las pruebas presentadas a la voz de Luis Ricardo, cantidubi dubi dubi cantidubi dubi da ¡ya!. Éstos, tres cada semana, formaban pareja con un personaje conocido que les ayudaba en la mecánica del juego".

Es una palabra que no aparece en ninguno de los diccionarios oficiales de la R.A.E, pero que si encontramos en él una palabra parecida recogida en el lenguaje caló: buten (originariamente bute), con un significado a que vale mucho y si precede a la preposición de (De Bute) adquiere el significado de excelente o que tiene gran calidad y/o valor.

El uso coloquial y cotidiano de la palabra, empezó con el vulgarismo debute, formando de dos palabras una sola y a partir de ahí diversificó en múltiples maneras: "debuten, debuti, dabuti, dabuten..."

¡OLÉ POR ESA JERGA OCHENTERA...!

Adverbio de uso popular cuyo significado es la unión de "Por Supuesto + Efectivamente"

Obviamente es una palabra inventada en ese idioma que conocemos como "Spanglish" (pronunciado como Efectivigüonder) y que en España se hizo famosa por un gag humorístico que vimos por la televisión. Lo que no queda muy claro es cual, porque el término se debate entre dos vertientes, aunque yo me decanto por la primera:

1) Especial de fin de año de 1991, como no podía ser de otra forma con Martes y Trece poniendo la nota de humor en las últimas horas del año. Millán aparece disfrazado de Stevie Wonder en un descapotable rojo simulando el anuncio de "Si bebes no conduzcas", que ya de por sí no tiene mucho sentido pues el cantante era ciego y estos por su condición no llevan coches, ni cualquier otro vehículo motorizado. En el gag , el humorista caracterizado lleva unos cuantos cubatas de más y empotra el auto, entonces alguien dice el lema de la campaña publicitaria y Millán suelta el Efectiviwonder. Por cierto, a ellos también debemos esa forma de contestar a una llamada de teléfono con un "Digamelón".

2) Otros hablan que se popularizó años después en TV3 en el programa catalán Força Barça, donde la cabeza visible del programa Alfonso Arús se ponía de rodillas y con una calva de latex (a día de hoy no la necesitaría) para interpretar al comentarista de Radio José María García, reconocido por inventarse palabras a modo de insulto para meterse con las personas que le caían mal "... es un abrazafarolas, un pellizcacristales, un lametraserillos ... " y el actor que interpreta a David Balmanya, un tertuliano de su programa le contestaba con un: Efectivigüonder Jose María!

La típica frase que soltamos cuando no tenemos la cabeza en lo que tenemos que estar, proviene de un término de nuestros vecinos galos.

"Panne" en francés significa fallo u error y dicen comúnmente que algo está "en panne" cuando está dañado o no funciona como es debido.

Es por ello que el castellano ha incorporado el galicismo y se transformó su "en panne" a "empanado", que nada tiene que ver con lo que hacemos con huevo y pan con las carnes y pescados.

¡OLÉ POR ESA JERGA OCHENTERA...!

El término proviene de la ciudad argentina de Buenos Aires, concretamente de una jerga que se usa allí conocida como lunfardo y que se ha ido expansionando por bastantes rincones del país. En Chile, país vecino también se encuentra la expresión pero como falopa, sin erre.

Se cree que esta palabra procede de la Italia del siglo XIV, usando el término faloppa en personas tramposas o embusteras y que con el paso de los siglos se terminó convirtiendo en un apellido común.

Otros se tiran por la vertiente en la que los gallegos, que del tema conocen un poco (es broma), tiene algo que ver porque en su idioma u san el término "falopa" o "folerpa" para referirse a las bolas de nieve.

Mucha gente lo califica como un anglicismo ya que proviene del verbo "to flip" inglés, que podría traducirse de varias maneras como "dar la vuelta o agitar".

Pero cada vez está siendo más extendida que el término proviene del francés y cuyo origen es "flippant" traducido como sinónimos de espeluznante y que en personas tiene sus matices negativos aludiendo a que son desenfadadas, frívolas o inapropiadas.

A mí me cuadra más esta corriente francesa, pero hay algo que me sigue sin encajar, porque nosotros la utilizamos generalmente con connotaciones positivas ante algo que en general no encaja con la normalidad.

La R.A.E introdujo el término en el 2007.

En el primer libro que podemos leer esta palabra como un término castellano es el Diccionario de Argot Español de Luis Besses en 1905, tardando la R.A.E. más de un siglo (2007) para introducirlo como un sinónimo de calzoncillos.

El origen me parece sumamente curioso por la ironía que lleva implícita la palabra pues proviene del latín gayomba, nombre dado a una planta también conocida en España en algunos sitios como "retama de olor" y cuya flor es amarilla. Esta planta se usa para dejar buenos olores en lugares determinados, bien porque ese sitio ha tenido un olor fuerte o nauseabundo o porque simplemente quieres dejar un olor agradable y natural en cierta estancia y sabiendo esto, mi pregunta es obvia: ¿Antiguamente restregaban esa planta en los calzoncillos para no cambiarse y que no apestase tanto aquello?. Ahí lo dejo, porque el término para la prenda intima de los hombres no es casual, con algo de mala baba se lo habrán puesto

9) ¡HASTA LUEGO LUCAS!

¡OLÉ POR ESA JERGA OCHENTERA...!

Aunque la frase nos la inculcó el recordado humorista Chiquito de la Calzada con sus chistes, en los que no dejaba de meter sus típicas morcillas y dichos, la mayoría de ellos no son suyos, eran palabras o expresiones que había escuchado con el tiempo y le gustaba meterlas en sus historias.

El nombre de Lucas estás asociado en algunas zonas rurales de Andalucía y provincias limítrofes para definir a una persona con poca fortuna, que no sabe aprovechar las oportunidades y contagia de lo propio a la gente que está cerca de él, también es un infeliz de manual por lo que le ocurre y muy pánfilo. Así que la expresión ¡Hasta luego Lucas!, se refiere a ese tipo de gente con la que no quieres estar en contacto y las despachas rápidamente despidiéndote y yendo en dirección contraria hacia donde vaya.

Lo curioso es que el origen de la mala suerte de Lucas, no se refiere a una persona, si no a un perro, concretamente a "El galgo Lucas", al que se le atribuía no finalizar nunca lo que había empezado. Era el perro más rápido de todos pero nunca ganaba una carrera por ponerse a orinar unos metros cerca de la meta, y ahí es cuando le adelantaban y perdía para la desesperación de su dueño. Su forma de ser transmitía mala suerte a sus más allegados y de ahí se dio comienzo a la expresión que tanto usaba Chiquito.

10) HOMÓNIMOS PARASITARIOS

Y es que en esta jerga que hemos ido cultivando durante épocas, alguna medio olvidad y otra evolucionada, también tienen cabida los "homónimos parasitarios". ¿Y qué es eso os preguntaréis? si cogemos la definición tampoco os va a quedar muy claro: "La homonimia parasitaria consiste en la modificación de un término para que adopte el significante de otro con el que tan solo comparte la estructura fonética inicial".

Es decir, que cambiamos la palabra original por otra cuyo significado no tiene nada que ver pero suena parecida y nuestra mente en un contexto la asimila a la original. De ahí nacen términos como: "Tenerlo clarinete" (Tenerlo claro), "ser un Paganini" (Refiriéndose a la persona que le toca paga algo), "Dar un voltio" (Dar una vuelta), "Agarrarse un buen pedal" (Agarrarse un buen pedo, que en la R.A.E tiene como significado el olor que desprenden los borrachos), "Dejarse un pastizal" (Dejarse una buena pasta, en su referencia monetaria) , "Mandar un emilio" (Mandar un e-mail o correo electrónico), o "Chorizo" (como sinónimo de ladrón que en caló es chori)

11) LEÑA AL MONO QUE ES DE GOMA

Otra acepción a la que atribuimos mal el origen porque fue un programa de música de televisión de los años 90 llamado de esa forma quien popularizó el término y se hizo viral en el país con la acepción de "Vamos a por ello" cuando nos enfrentamos a algún problema.

Por desgracia proviene de décadas atrás a dicho espacio televisivo y era un término muy utilizado en los tiempos duros del franquismo y post-franquismo, por la gente que era perseguidos por los grises por simples manifestaciones o porque no estaban en un lugar adecuado en un momento adecuado, recibiendo fuertes palizas a base de ataques con la porra, fusiles lanza-pelotas, tanques de cañón de agua o gases lacrimógenos.

En muchas ocasiones, este modo de acabar con algo que no le gustaba a Paquito, sufría el efecto contrario. Agrupaciones de bastante gente que superaba en número a los agentes y que se alentaban con dicho lema: "Leña al mono que es de goma", aludiendo de devolver los golpes a los grises puesto que las armas que usaban solo eran dolorosas, pero no mortíferas.

Este lema posteriormente se agrandó para alentar a cualquier bando previamente de una pelea, se al ámbito que fuese, en plan si les damos duro, acabaremos rápido y menos daño sufriremos porque en vez de atacar estarán defendiéndose y también suele ser usado en manifestaciones con el único propósito de hacerse oír y conseguir que las cosas cambien.

¡OLÉ POR ESA JERGA OCHENTERA...!

Parece ser que a finales de la década de los setenta y principios de los ochenta, la influencia cañí llegó de pleno a la cultura popular, así que no es de extrañar la masiva adquisición de palabras con origen proveniente del caló.

En este caso el uso que hacemos de mola o su verbo molar, no es el que ellos utilizan, pero con el paso del tiempo derivó en lo que todos hoy conocemos. El término original se usa para indicar que una cosa vale o que se puede aprovechar.

En algún momento, al llegar al lenguaje coloquial le cambiamos el sentido semántico y lo comenzamos a usar para decir que algo nos gusta, es agradable o es estupendo (según la R.A.E.), pudiendo ser usado con variantes de esas acepciones y para muchas cosas.

Mazo es una palabra del argot madrileño que se popularizó para relevar a las anteriores que acompañaban a molar: cantidad y mogollón, y que se extendió de forma rápida por todo el país popularizándose de forma rápida.

Otra palabra que proviene del caló, en este caso "nasti" cuyo significado se puede traducir como un rotundo no o de eso nada, de modo contundente e irrevocable.

Originalmente proviene del sanscrito, lenguaje del que provienen la mayoría de las palabras que hoy conocemos del caló al ser en gran parte sus raíces. Este término es agudo, "Nastí", y su significado original simplemente significa: "no hay".

El agregado "plasti" puede ser simplemente un ripio, de los que hablaremos más adelante, haciendo que toda frase comunicativa fuera acompañada de otra con la que rimase, tuviese sentido o no, alargando las expresiones de forma rítmica y con cierto graciejo. Incluso hay otra frase derivada de esta menos famosa: "Nasti Monasti".

Para otros, si que "plasti" tiene su aquel como un derivado vulgar de plasta en su acepción de chapuza. En plan: es un no rotundo lo que propones porque es un sinsentido o una soberana chapuza.

14) PELUCO

El origen proviene del S.XVIII cuando se puso de moda en la aristocracia para aparentar ser más o tener poder unas pelucas exorbitadas que se podían ver a cientos de metros.

Es por ello que cualquier persona de la plebe que quisiera sobresalir intentaba hacerse con una para demostrar al resto que no estaban a su nivel. Estas se llamaban pelucas o pelucos y como he dicho era un sinónimo de algo ostentoso o de valor.

Un siglo después la etnia gitana adoptó el término para los relojes de bolsillo, que también a su modo, era algo tan significante como las pelucas en la anterior centuria, si tenías uno es porque tenías dinero o pertenecías a una clase alta.

La palabra fue derivando de los relojes de bolsillo a los de pulsera con cierto valor y por eso se les llama pelucos.

Este término me ha dejado todo loco, ¿qué pasa si os digo si la palabra se usaba hace más de tres siglos en España? Igual ahora sabiendo este dato no os parece un término fresco y contemporáneo acorde con los tiempos...

La primera aparición de la que se tiene constancia es en el diccionario de 1788 del jesuita Esteban Terreros y Pando, ubicando el origen de la misma a Asturias con el significado de "dar un golpe", aunque quizás es más recordado en las poesías del escritor gallego Ramón María del Valle Inclán (1866-1936).

Hay que esperar hasta 1936 para que la R.A.E, lo incluya como sinónimo de "golpear algo", aunque en 1985 le agrega una nueva acepción que es equivalente a "explotar o estallar", mucho más acorde al término tal y como lo conocemos o usamos.

También, como curiosidad, decir que otro escritor como es el barcelonés Eduardo Mendoza fue el que con sus libros devolvió el término a la actualidad con frases como: "Te vas a petar de risa, con perdón, Miquel iba a petar cualquiera de estos días, El Champion está a tope, petado, la tripa petada, el culo petado de todo, los ordenadores acaban petándose'"

16) PRINGAR /SER UN PRINGADO

¡OLÉ POR ESA JERGA OCHENTERA...!

La palabra pringar viene de la Edad media y está asociada con el pueblo vasco-ibérico y el término "pendicare" que significaba colgar o resbalar desde lo alto.

Las lenguas autóctonas como el leonés, le dio nuevos significados como: untar con pan el pringue en una comida y echar aceite hirviendo sobre un preso o sobre los asaltantes de una fortaleza y también fue usado como sinónimo de manchar.
Es desde esta última acepción donde la palabra empezó a usarse para acontecimientos o conductas negativas, quizás debido a algunos castigos de la época consistentes en embadurnar a la persona con algún material espeso (como melaza y dejar que bichos carniívoros actuasen después o aceite y prenderle después) y darle ese matiz que todos conocemos que conlleva la palabra como un castigo o equivocarse.

Es curioso los automatismos que usamos socialmente, si bien a una persona que sólo conoces de vista o apenas tienes trato la saludas con un típico "Hola", "Ey" o un "Hasta luego", esas expresiones se desvanecen con gente con la que sueles estar a menudo o están dentro de tu círculo de amistades o personas importantes, dejando de lado el saludo e inmediatamente usando una pregunta de preocupación personal: ¿cómo estás? o ¿cómo estamos? , ¿qué tal? que derivaron en un ¿qué pasa?.
Para personalizar más este que pasa, en su día incluíamos el "tío/a", en forma de acepción cariñosa y cercana que intencionadamente iba con segundas, haciéndole partícipe de una cercanía propia como si fuera de tu familia.
Pero este término quedó en su momento desfasado o en segundo plano y se adoptó una palabra equivalente que usaban en los estratos sociales bajos de Madrid, en vez de tío había otro término que atendía a la misma necesidad de cercanía y pudiera ser su homónimo o sinónimo: "Tronco, tronqui o tron", extendiéndose por toda la península y que toda vía seguimos usando de modo cariñoso las personas con cierta edad ya que está dentro de nuestro vocabulario y de nuestra forma de expresarnos.

Para quien desconozca este término o palabra, entre los cuales me incluyo antes de hacer este post, os dejo la definición de la R.A.E.: Palabra superflua o frase hecha que se usa con el objeto de completar un verso o de lograr la rima fácilmente y que degrada la calidad del poema.

Es simplemente un relleno, un exceso, un agregado por el autor que a fin de cuentas en vez de ayudar a lo importante del texto lo empeora.

En el lenguaje coloquial español fue muy frecuente a finales de los 70, todos los 80 y principios de los 90 que, para dar más notoriedad a lo que se quería decir se añadiera alguna palabra, nombre o absurdez que rimase, intentando que el imperativo se ocultase con algo gracioso para que el receptor no lo recibiese a malas.

A continuación os voy a poner una imagen que recoge unos de los muchos que se hicieron tan populares y que seguramente, querid@ lector/a, faltarán otros tanto que formen parte ya de tu vocabulario en aquellos tiempos:

¡OLÉ POR ESA JERGA OCHENTERA...!

¡OLÉ POR ESA JERGA OCHENTERA...!

Me ha hecho gracia porque tiene su historia y hay que remontarse siglos atrás para saber dónde nace esta expresión.

Jean-Luc Sagnol era un prestigioso cocinero francés del siglo XVIII, codiciado por sus caldos y sopas que estaban muy valorados por personas de sangre azul u otros altos cargos. Por otro lado, también era conocido en el mundo hostelero por tratar muy mal a su personal, dejándoles a la altura del barro por una mínima imperfección o por pagar sus días malos con ellos de forma abrupta y desmedida.

Sagnol fue contratado para una cena de despedida de la princesa Luisa Isabel de Francia que partía hacia España para casarse con Felipe I de Parma y quería tener un detalle con su corte, invitándoles a las mejores sopas de todo el país. Cuando Sagnol se metió en las cocinas, se dio cuenta que tenía todos los ingredientes, pero le faltaba lo principal, sus propios pinches habían desaparecido llevándose con ellos la olla. El chef montó en una de sus continuadas cóleras que iban in crescendo con el paso de los minutos acabando fuera de sí y no paraba de gritar: "¡Se me ha ido la olla!, ¡Se me ha ido la olla!". Ante tal numerito Luisa Isabel, avergonzada, mandó que sacasen al chef de sus dominios y le mandasen directamente a casa.

Y de este acontecimiento sale la expresión que hace referencia a algo que no nos acordamos o hemos estado divagando yéndonos de pleno de lo que queríamos contar. Algunos utilizan también el término perola, y con el tiempo hemos introducido palabras random a la expresión como pinza o castaña que nada tienen que ver con su origen.

Expresión que utilizamos como sinónimo de intentar ligar con alguien que proviene de la época de nuestros abuelos cuando jugaban al Tejo. La idea era lanzar por turnos trozos de tejas para derribar un palo que previamente estaba incrustado en el suelo. Era el típico juego que atraía a gente a mirar, sobre todo a mujeres y los jugadores muchas veces en vez de querer ganar la partida lanzaban alguna de sus tejas cerca de ellas con la posibilidad de entablar una charla con ellas.

De ahí proviene la frase original que era "tirar los tejos", pero como el juego quedó desfasado con el paso de los años, e incluso por la posibilidad que las jugueterías vendían el tejo con fichas en vez de con trozos de tejado, paso a llamarse "Tirar fichas". De esa idea nació lo de tirar la caña en alusión a pescar o el gesto de introducir monedas en una tragaperras esperando a que te toque el premio.


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