José Sant Roz.
No tengo nada contra los chinos, pero hay que tener cuidado, señores porque la situación con estos asiáticos se presenta harto preocupante.
Venezuela tiene una de las más altas penetraciones de chinos por kilómetro cuadrado, en lugares casi inaccesibles como Canaguá, a unas seis hora, por ejemplo, de Mérida, llegamos a encontrar verdaderas colonias de chinos. Remotas zonas del país tomadas por comerciantes chinos. En menos de lo que espabila un loro loco estos señores montan ventas de alimentos, quincallerías en general, restaurantes y delicatesses.
Lo más grave es que manejan tanto billete, que están comprando todos los puntos más vitales del centro de las grandes ciudades nuestras. Y ayer donde uno tomaba agua de coco o comía conservas de guayaba o mango, hoy aparece un descomunal monumento a la estupidez plagada de bisuterías chinas. En Lara, a Barquisimeto ya se le puede llamar Barquichinatown porque la cadena de comercios de chinos es realmente apabullante. Igualmente Valencia, San Cristóbal, Maracaibo, Maracay, …
Y cada día se van haciendo muy poderosos e incontrolables: especulan desbordadamente y por otro lado tratan con desprecio al venezolano y hasta pretenden humillarnos metiéndoles en bolsas con candados las carteras de los que acuden a sus comercios. Se han vuelto sumamente groseros y ofensivos. Un bello lugar de Mérida llamado La Parroquia parece ahora un territorio chino, y subleva la forma como agreden al pueblo que acude a esos comercios, y lo que más indigna es ver a la gente que pasivamente se deja agredir por estos nuevos invasores y colonizadores. He llegado a pensar que todavía somos esclavos, y que nos comportamos como esclavos cuando estos abusadores quieren venir a imponernos sus métodos insultantes y ofensivos. Y apara completar viven rodeados de vigilantes privados criollos que hacen un papel bien hijo de puta protegiendo a estos arrogantes estafadores.
Por otro lado, no crean que estos comerciantes chinos puedan llegar a tener el más mínimo espíritu socialista. Son tan capitalistas, especuladores y agiotistas como los mismos gringos, españoles, portugueses o franceses.
En España se descubrió una pavorosa red de mafiosos chinos que fue desmantelada mediante la ‘operación Emperador’; esta red blanqueaba entre 200 y 300 millones de euros al año.
Se encontraron en galpones seis millones de euros en efectivo, 202 vehículos, joyas, obras de arte y armas, y se embargaron cuentas bancarias de 122 personas y 235 sociedades. Los registros se llevaron a cabo en Madrid, Barcelona y otras ciudades del País Vasco, Castilla y León y Málaga.
¿Quién investiga a los comerciantes chinos en Venezuela?
En Tovar, en el estado Mérida, los chinos tienen complejos residenciales, donde almacenan toda esa basura que les encanta vender y que desgraciadamente a la gente se enloquecen por malgastar. Es común verlos en las salas de apuestas, en bingos o en cuanto garito exista. Para ellos, la escasez de vehículos no existe pues se ven en tremendas naves. Si construyen, no les falta el cemento ni ningún material de construcción. Andan presumiendo con sendos Iphone de última generación. Yo me pregunto: ¿De dónde consiguen tantos dólares que les llegan por cataratas? Lo que enardece es cómo especulan con los precios de los alimentos y el Indepabis se hace la vista gorda.
Hasta cuándo seremos pendejos.