
Defendió con éxito la ideología puritana y atacó el episcopalismo, formando parte del llamado Parlamento Largo (1640).
Su habilidad política le atrajo partidarios independientes, como Nye y Goodwyn, defensores de la tolerancia religiosa, anabaptistas, que postulaban una separación radical entre Iglesia-Estado, y congregacionistas, la facción puritana más extremista.
Cromwell, vencedor de varias batallas contra irlandeses y escoceses consigue acaparar todo el poder, con lo que emprende una "depuración" en el Parlamento contra sus propios miembros más críticos hacia su política revolucionaria.
La purga alcanzará hasta el mismísimo Carlos I de Inglaterra (1600-1649). En 1661, su cuerpo fue exhumado de la Abadía de Westminster y sujeto al ritual de la 'Ejecución póstuma'. El proceso tuvo lugar, de forma simbólica, el 30 de enero 1649.
La política de Cromwell fue de absoluta intolerancia hacia los territorios católicos fieles al derrocado rey, instaurando un régimen de persecución en el que, sólo en Irlanda, murió un tercio de la población obligando a tomar el exilio, bajo pena de muerte, a 34.000 irlandeses. La mayor y más triste matanza que ordenó fue tras su victoria en el Sitio de Drogheda (3-8 de septiembre 1649). Enviar por correo electrónicoEscribe un blogCompartir con TwitterCompartir con Facebook