
¿Qué ocurre en el cerebro para que la imaginación sobrepase sus límites y genere una categoría única de la conciencia y la vida mental denominada alucinación? Las alucinaciones son distintas a lo imaginado y se diferencian de los sueños: se confirman de manera fisiológica, conservan la conciencia crítica, el discernimiento, se perciben de forma muy real aunque no son reales, están llenas de sorpresas, ocurren de manera autónoma, involuntaria (aparecen y desaparecen cuando ellas quieren, no cuando el sujeto quiere) pueden ser ocasionales (de una sola experiencia) o estacionales (aparecen y desaparecen en un determinado periodo de tiempo) o pueden durar toda la vida, existe una amplia variedad que van desde lo más estereotipado a lo más extravagante, las hay benignas y agradables o terribles y molestas. Las alucinaciones sorprenden al receptor y suelen recordarse con gran detalle, esta es otra característica que las distancia de lo imaginado y lo soñado.
Las alucinaciones surten los cinco sentidos, ocupan cualquier modalidad sensorial; pueden ser visuales, auditivas, táctiles, gustativas u olfativas, se pueden dar por separado o de forma combinada entre todo ello y a veces producen una sensación de déjá vu. Las causas son tan diversas como las experiencias alucinatorias. La ceguera, la visión dañada y la monotonía visual al igual que la sordera, la audición dañada y la monotonía auditiva producen efectos alucinatorios de imágenes y sonidos. La migraña, la epilepsia (Hipócrates la consideraba la enfermedad sagrada), la esquizofrenia, algunos trastornos neurológicos, psiquiátricos y psicológicos, la ansiedad, la privación de sueño, el agotamiento y la tensión física, problemas emocionales, la desaparición de un ser querido, la amputación de miembros, diversas drogas o medicamentos, el alcohol, una atmósfera profundamente delirante, etc. pueden ser el origen de voces, sonidos, visiones, olores, ataques de éxtasis, levitaciones, síndromes, delirios, distorsiones temporales; una larga lista de realidades físicas multimodales que parecen emanar de una fuente externa al sujeto y que algunas de ellas hasta el siglo XVIII se atribuían a seres sobrenaturales, ángeles o espíritus, demonios o dioses.
Los fenómenos alucinatorios son tan antiguos como el cerebro humano, ocupan un lugar importante en nuestra vida mental y social. Cuando se estimulan en el cerebro un gran número de funciones complejas, la mente se libera de las limitaciones de la realidad y es capaz de generar experiencias alucinatorias; posiblemente estas vivencias han sido el alimento de nuestra cultura, fundamento del arte y la religión. Como escribe el autor de este ameno y sugestivo ensayo: "Las alucinaciones son capaces de excitar, desconcertar, aterrar o inspirar, conducen a la creación del folklore y los mitos de los que ningún individuo y ninguna cultura puede prescindir del todo".
