Revista Opinión

Olivia

Publicado el 19 julio 2019 por Carlosgu82

OLIVIA.

Bueno, otro día muriéndose al llegar la noche, con una clara luna, soy alguien más en este tumulto sociedad, pero no me considero ser como aquellos blancos y negros esclavos sometidos a un sistema cautivo y enfermizo, prefiero morirme de hambre antes de eso, la juventud me asienta muy bien, soy un universitario con sueños utópicos.

Ya era el último día de la semana y eso solo significaba una cosa, volver a casa. Mis pensamientos torturaban mi mente aquella noche, el cielo nocturno era el tapujo de mi cruda realidad. Con un porro en la mano fumando desvergonzadamente en los suburbios de aquella ciudad ya que para aquellos pocos testigos solo era un desconocido más, recuerdo muy bien llevar los audífonos puestos la banda que resonaba en aquel momento deleitaba mi alma. THE MARMALADE- REFLECTIONS OF MY LIFE. Pero al pasar el tiempo aquella canción me causaba empatía y me hacía sentir aún más miserable de lo normal, ya en mi habitación llegue a empacar las pocas cosas que poseía y así dirigirme a mi morada, ahora un problema más se ostentó en ese momento, al revisar mi mísera cartera me percate de lo poco que tenía, apenas unas miserables monedas que cumplían la función de llevarme a casa pero no lo suficiente de llevarme  al terminal situada a kilómetros de mi posición actual ¡maldita sea! Eso solo significaba una cosa, que tenía que caminar.

Ya en el camino divise a la distancia a un viejo amigo y al percatarse de mi soledad por aquel lugar desolado se prestó amablemente de darme un aventón, por todos los dioses al parecer mi suerte acababa de cambiar favorablemente, al llegar a mi destino agradecí con todo mi corazón aquel amigo que me salvo de una larga caminata, ahora solo me queda esperar, el chofer fumaba un cigarrillo barato, se acercó a mí y me tarareo unas cuantas palabras, me percate que aún era el único y solo faltaban tres personas más y el auto se ponía en marcha, quince minutos después una hermosa señorita acababa de llegar  y al parecer tenía fijada el mismo destino, al verla me ponía a pensar en los temores de todas las diosas por la belleza  de aquella mortal, sin menos pensarlo ya estaba cerca de mí.

Escuche su voz por primera vez al darme un saludo de las buenas noches, una voz fina y cautivadora, una mirada profunda y hechizante, un cabello sedoso con tal oscuridad flameando con el aura de la noche, con un cuerpo esbelto y sensual que cautiva mis más profundos deseos morbosos, se prestó a pagar los demás asientos faltantes y se sentó al lado mío, el chofer gustoso acepto y puso en marcha el vehículo al lugar que me vio nacer.

Cada instante que pasaba nos alejábamos de las luces de la ciudad, el tenue centelleo de la luna ingresaba al interior del vehículo, sonaba una vieja canción en la estación radial, una de mis favoritas  de FOY VANCE- PURPLE RAIN, decidí luchar con mis demonios que me causaban temor de expresarme y con una voz baja y débil le pregunte su nombre, y de repente se fijó una mirada hacia a mí y me dijo Olivia ¡OH! Olivia que nombre para más atractivo y al instante ella me pregunto lo mismo, Noah le dije, sonrió y afirmo que mi nombre le gustaba, nos empezamos a hablar mutuamente y de pronto todo fluyo, ocultaba algo que yo aún no savia de su simpático rostro, se apoyó entre mis hombros y me empezó a charlar de una manera más profunda y sentimental, la confianza que me brindaba se puso más notable y yo no me dejaba de preguntar por qué si soy un avaro mentiroso que busca sacar provecho a mi beneficio.

Algunos de sus secretos me fueron revelados aquella noche, en vez en cuando vociferaba algunas carcajadas algo enfermizo y unos términos emergían de sus belfo tan peculiar, en voz baja repetía lo mismo  algunas veces, en pretender hacer algo nuevo y que ya estaba cansado de lo rutinario, se sentó recto, miro al chofer en aquel entonces, y nunca olvidare la mirada perversa y morbosa, interprete en su mirada la locura que me transmitió y claro que viniéndose de mi de inmediato  acepte, ambos dimos una mirada al conductor y estaba más concentrado de lo normal y en el interior del vehículo apenas se podía distinguir visibilidad por la lóbrega noche.

Nos acercamos al lado izquierdo de la puerta trasera ya que para la mirada del conductor era un punto ciego y eso era favorable para la fechoría que íbamos a cometer, sus suaves y delicadas manos me acariciaban el rostro lentamente, sus labios se acercaron al mío y nos dimos un beso frio y apasionado, aquel beso erecto aquel amigo de entre mis piernas, un pequeño movimiento brusco del vehículo  nos separó pero eso no fue problema para seguir continuando, le rose apaciblemente la mejilla, el beso cada vez era más propenso, al parecer en aquel momento ambos ya estábamos excitados, mis manos cubrían sus agradables pechos y sus pequeñas y cálidas manos se sumergían entre mis pantalones, en aquel entonces una vieja canción Dr. Hector – Safe In Your Arms Again. Transmitían por aquella estación radial, aquel canción se prestó para aquel momento de placer y deseo, no me pude contener más, mis dedos se deslizaron suavemente por el vestido puesto, lo remangue y suavemente mis manos  se acomodaron  entre sus piernas y mis dedos cumplían la función de acariciar en el punto en donde le causaba mayor excitación, aquel acto fue el responsable de su osadía de la noche, ambas manos suyas desabrochaban mis pantalones y le dio libertad al quien sería el responsable de su orgasmo, su mano derecha empezó a acariciarlo frotándola con delicadeza y la mano mía cumplía la misma función, se separaron sus labios de los míos, me miro con una sonrisa y se sumergió  hacia mis bragas, sus suaves y mojados labios lo empezaron a acariciar con una lentitud y delicia que me zarandeaba la piel, a un tiempo prolongado se levantó y se bajó los calzones rosas y se sentó sobre mis piernas.

Cogí mi miembro y la coloque lentamente en el túnel estrecha de su vagina rasurada, se dejó caer apasionadamente, sus movimientos eran cada vez más sensuales de lo normal, la adrenalina y excitación recorría mi ser como aquel vehículo en la autopista, cada minuto que pasaba era aún mejor el sexo, cada vez lo hacía más satisfactorio y la fogosidad lo hacía retorcer cada vez aún más como una serpiente discreta y sigilosa, en eso soltaba algunos gemidos silenciosos y suaves, el vaho de su aliento resonaba entre mis mejillas ¡Dios como ame ese momento!

Gozamos de aquel momento por un largo periodo y lo mejor de todo es que aún no nos pillaban, el acto sexual marchaba de lo mejor y más tarde después le advertí que ya me venía, y el orgasmo de Olivia era evidente, me murmuro al oído con un tono de voz suave y cansada con un toque de fogosidad, quería aquella mujer que la llenara y como un buen caballero acate a sus órdenes y de pronto salió con tal energía todo lo que tenía que salir ensuciándonos a ambos, el aliento de cansancio de ambos era algo notorio en el tal punto que pensábamos que el conductor lo escuchaba, nos quedamos así por unos minutos y Olivia no deja de repetírmelo que fue el mejor y más alocado sexo en toda su vida, nos besamos y nos reíamos silenciosamente, Olivia se acomodó en el asiento colocándose los calzones, mientras tanto yo sacaba una prenda de entre mis cosas y ambos nos limpiábamos del fluido seminal, al finalizar todo aquello nos acomodamos tiernamente y nos percatamos de lo cerca que estábamos de nuestro destino.

Cinco minutos después llegamos, Olivia señalo al conductor el lugar de su parada y de pronto el automóvil se detuvo y a las a fuera se distinguía aun  señor formidable y vigoroso que estaba a espera de Olivia, un beso de despedida se cruzaron entre nosotros e intercambiábamos números de celular y su salida fue de repente, y el automóvil se puso en marcha y le perdí entre la distancia, aquella noche  realmente fue totalmente favorable y lo mejor de todo es que llegue a casa.


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