Esta tarde, a las 17:00 horas, comenzaba la emisión del programa cuyo enlace recoge también en Memoria Masónica *. Se trata de un documental radiado por France Culture, dirigido por Vinciane Haudebourg y Diphiy Mariani, centrado en la figura humana de Olivia Chaumont, la mujer que, como bien dice el pie de foto publicado en el sitio del reputado medio radiofónico, hizo culminar la evolución del Gran Oriente de Francia hacia la aceptación de la mujer, no tanto en los trabajos masónicos -cosa que no era el objeto de discusión- sino como miembro de pleno derecho de la organización.Pasado el tiempo uno sigue leyendo cosas que revelan la difícil digestión que para algunos ha supuesto este proceso irreversible. No hace mucho, un conocido blog francés dirigido por un periodista al que se le atribuye la cualidad de "especializado" en "asuntos masónicos", hacía un análisis de las últimas votaciones celebradas en Vichy errando de principio a fin en la disección: Se olvida que la opción de la masculinidad -o no se resalta intencionadamente- ha sido rechazada por más de un ochenta por ciento de los delegados. Se olvida que la misma opción llegó a contar sin embargo con un cincuenta y uno por ciento de los sufragios hace tan solo ¡tres años! Y se olvida que el resto de las votaciones no hacen sino revelar que finalmente ha calado un argumento que algunos hemos repetido hasta la saciedad: que nunca ha sido necesario modificar una normativa que, en su letra, jamás ha reflejado prohibición alguna por razón de género. A qué poner pues etiquetas a algo que no lo necesita.
La entradilla redactada por France Culture para presentar el documental dice de Olivia Chaumont que es arquitecta de su propia intimidad. Que nació niño allá por 1950. Olivia creció en una época en la que la transexualidad era reconocida como una enfermedad mental. Se arregla como puede en la vida diaria, se casa dos veces y si bien no sufre cargando con su diferencia sí vive cierto malestar social. Con 57 años da el paso de enfrentarse a una operación. Asume en ese momento su nueva identidad al tiempo que muchas de sus relaciones de amistad se resquebrajan. Optimista, acepta las pérdidas con la idea de refundar su existencia.Cuando se llamaba Olivier, culminada brillantemente con un premio la carrera de estudios, hacía frente a obras de gran envergadura. Encabezando un equipo de 12 personas hizo surgir de la nada, en Saint Nazaire y en Montreuil, construcciones colectivas y viviendas sociales. Ahora, siendo mujer, actúa sobre espacios ya existentes y más pequeños. En solitario. Es otra manera de trabajar. Pero siempre conservando ese interés por las líneas depuradas y el aspecto aéreo que el arte arquitectural puede dar a las construcciones más voluminosas.
Ha ido nada menos que a la Asamblea Nacional para exigir mayor facilidad a la hora de realizar cambios en el estado civil. Valiente, Olivia actúa impulsada por un anhelo de igualdad y justicia social.
En 1992 Olivia se refugia entre el compás y la escuadra y entra en el Gran Oriente de Francia siendo un hombre. Su obediencia (caracterizada por los valores progresistas pero exclusivamente masculina) enfrenta una situación delicada cuando anuncia a sus hermanos el deseo de ser una hermana. Olivia aguanta el tirón y el Consejo de la Orden vota. Finalmente será la primera mujer del Gran Oriente de Francia y la primera mujer en tomar la palabra en un "convento" (asamblea masónica) en Vichy. Fue un mes de septiembre. Es mismo día se tomó una decisión histórica: cada logia del Gran Oriente de Francia sería libre para iniciar a las mujeres.
El documental cuenta con la participación de:
Olivia Chaumont
Guy Arcizet, Gran Maestro del Gran Oriente de FranciaGuy Zuili y Nicolas Froeliger, francmasones
Loïc Jauvin, urbanista
Michelle Delaunay y Marc Lumbrosso, amigos de Olivia
Producción: Vinciane Haudebourg
Realización: Diphy Mariani
Técnicos: François Rivalan, Eric Damaggio y Julien Bourdais
* Hacer click en el micrófono o en los enlaces resaltados para escuchar la emisión.
Et si omnes, ego non.