Revista Conciertos

Olla Jazz Express: “Un músico de Jazz quiere tocar y grabar, eso en el jazz es inviable”

Por Ruta42 @ruta42
Olla Jazz Express: “Un músico de Jazz quiere tocar y grabar, eso en el jazz es inviable”

La Olla Jazz Express, excepto Thibeault Hien, en la Sala Experimental del Teatro Zorrilla. Foto de Sergio Alonso García.

Poco antes de comenzar el concierto conversamos con Aurelio Martín y Jacinto Carbajal. Dos miembros de la Olla Jazz Express: un combo de jazz formado por amigos que se juntan cada año para recorrer los escenarios de Castilla y León subidos  al jazz moderno. Son cinco y su experiencia se nota desde la primera nota, conocen de sobra el ritual precedente al concierto, se lo toman sin prisa, tanto, que no saben los temas que van a interpretar, pero da lo mismo, llevan décadas tocando, se conocen desde hace mucho y lo más importante, son amantes y profesionales del jazz, y eso no se ensaya.

Su formación es la clásica, valga la paradoja, del jazz moderno: a la batería: Carlos “Sir Charles” González, al bajo o contrabajo (según le dé): Óscar Pérez, saxofón: Thibeault Hien, guitarra eléctrica: Aurelio Martín, y trompeta: Jacinto Carbajal.Sin embargo, su nombre resalta, ¿porqué Olla Jazz Express? ¿Acaso se han cocinado con prisas, están presionados? Nada más verles llegar a la Sala Experimental del Teatro Zorrilla, estás dos preguntas se desvanecen; la Olla Jazz Express se prepara a fuego lento y con calma.

Olla Jazz Express: “Un músico de Jazz quiere tocar y grabar, eso en el jazz es inviable”

Jacinto Carbajal, totalmente sentado, y Aurelio Martín, en plena conversación. Foto de Sergio Alonso García.

Como nos explica Aurelio Martín, (además de músico, médico en Valladolid), el nombre surge por una “tontería”. En su casa se juntaron Jacinto Carbajal, Sir Charles, Óscar Pérez y otro músico que no recuerda. Era la hora de comer y Aurelio les ofreció una humilde lata de lentejas lista para calentar y comer. Pero Carbajal quería comer unas lentejas bien cocinadas, como se comen en su Francia natal. Así que le pide una olla, Aurelio busca y rebusca y descubre que no tiene. La búsqueda de la olla les lleva toda la tarde, y entre unas cosas y otras, deciden dar provecho a esa peculiar comida, y bautizan al combo aludiendo a la anhelada olla express.

Antes de que comiencen a probar sus instrumentos para el concierto, Aurelio Martín y Jacinto Carbajal, nos conceden unos minutos. Esta fue la conversación:

¿Cómo llegáis al jazz?
Jacinto Carbajal: En la escuela de música de Lille. En mi curso, cuando era alumno, había una sección de big band, les escuché, me gustó y aquí estoy.
Aurelio Martín: Yo tocaba la guitarra, así en plan doméstico, y pongo la radio oigo a Joe Pass. Por entonces escuchaba a Santana y cosas así; tenía 13 o 14 años. Y desde ahí comencé a buscar a guitarristas de jazz y ya solo escucho jazz. Empecé a comprar discos y ahora tengo unos 1.500 discos.

¿Cómo se forma la Olla Jazz Express?
A.M. Estaba en León, tenía una actuación en un bar, y Jacinto fue a verme. Por entonces no nos conocíamos, y en el intermedio del concierto viene y me dice: ¡eh chicos! ¿Podría tocar con vosotros? Yo le pregunté qué sabía tocar, me dijo que la trompeta, y le dije qué tal sabía tocar. Bueno un poco, me respondió. Se subió el tío al escenario y nos dejó eclipsados, estábamos flipados. Luego le pregunté que de dónde salía, porque en Castilla y León no hay trompetistas de su nivel. Y eso que él es contrabajista, su instrumento predilecto es el contrabajo. Con el que imparte clases también de música clásica.

¿Carbajal, es “Sfoo” el proyecto más serio en el que te has metido?
J.C. Sí, éramos 7 u 8 músicos y eran todo composiciones y las grabamos. Pero claro, esas formaciones es difícil moverlas. Son muchos músicos y para que sea rentable es complicado.

Rentabilidad: ahí quería llegar ¿llega a ser rentable el jazz?
A.M. Buff, ¿a qué nivel? Depende, porque la docencia, si tienes una plaza fija en un sitio y te van pagando…

Claro, pero ¿la docencia es una salida directa o es la alternativa cuando no hay otra cosa?
A.M. Sí, es cierto. Un músico lo que quiere es tocar y grabar su música, pero eso con el jazz es inviable. O sea, no sé si habrá ahora algún músico que se dedique a los conciertos y a grabar, sin tener que dar clase. Por ejemplo, Perico Sambeat, saca discos y da pocos conciertos y es un músico increíble [de pronto suena al fondo de la sala el plato del batería Sir Charles]. Mira como nuestro batería, que ha estado con Lou Benet y otros grandes, y bueno, pasa un mes, dos y no le ofrecen ningún concierto. El tema está complicado.

Jacinto, tú que conoces bien España y Francia ¿en qué país un músico de jazz o de músicas marginales, lo tiene más fácil?

J.C. En Francia para los músicos es más fácil, si tienes un nivel, tienes trabajo para mantenerte. En Francia dan mucho dinero para la cultura. Igual ahora, con esto de la crisis, habrá menos pero sin embargo, un buen músico allí tiene trabajo.

¿Y al público lo ves diferente?

J.C. Al público no. Estaba sorprendido de ver en España un público interesado en el jazz. Yo fui a León y encontré mucha gente que escuchaba a Louis Armstrong y a otros. Pero aquí como no se ve en la televisión o, en la radio, es un problema para la música.

¿Como francés has hecho algo de jazz manouche?
J.C. Sí, con el contrabajo. Estuve tocando 2 o 3 años con uno que era, bueno son todos primos, de Django Reinhardt. [Interrumpe con guasa Aurelio]
A.M. ¡Anda, como los borbones, que son todos primos! Salen un poco así ¿no?


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