Olvidados

No tenemos suficientemente en cuenta a los olvidados de la sociedad, las personas sin techo, como para preocuparnos de si tendrán frío en las noches de invierno, o si tendrán un sitio donde cobijarse cuando llueve.

Pasamos a su lado con aire de superioridad y nuestra ropa de marca cuando ellos están rogando en la calle para poder comer. Nos apartamos de ellos como si fueran inferiores y no somos capaces de mirarlos a los ojos directamente porque nos incomoda ver su sufrimiento. Nos dan lástima e incluso a veces llegamos a dar alguna limosna de lo que nos sobra de la compra que para nosotros no es nada; pero no sabemos lo duro que debe ser dejar la dignidad a un lado y arrastrarse por esos míseros céntimos que para ellos pueden significar la diferencia entre sobrevivir o no.

Hace falta empatía para entender que en determinadas circunstancias nosotros podríamos estar en su lugar. Ellos necesitan ayuda de gente que les haga avanzar para salir de esa situación.

Hacen lo que pueden para ganarse esos céntimos a los que no les damos valor: algunos cantan, otros bailan o hacen manualidades con lo que encuentran en la calle. El caso es que (la mayoria) se gana la vida honradamente.

A veces nos olvidamos de que ellos son humanos igual que nosotros, simplemente no han tenido tanta suerte en la vida.