Sorprendido, perplejo, atónito, desconcertado, confuso, extrañado, conmovido, sobrecogido, estupefacto, pero sobre todo estoy decepcionado. Este mes ha estado repleto de malas noticias. Comenzaré con el primer suceso del mes, el cual tuvo lugar bastante lejos de Europa.
A comienzos de Abril llegó a nosotros la noticia de un atentado terrorista en una Universidad en Kenia perpetrado por yihadistas, en el cual fallecieron 147 estudiantes por el mero hecho de ser cristianos. Deleznable. Precisamente unos meses después del atentado en París.
La imagen es espeluznante, no quiero ni imaginar lo que este hecho podría significar en mi vida si ocurriese en mi entorno, me cuesta ponerme en el lugar de aquellos que han perdido a sus hijos, a sus parejas, a sus amigos. Tan solo eran jóvenes estudiantes universitarios en busca de un futuro más próspero, jóvenes en busca de una educación.
Unos días más tarde, me llegó a través de las redes sociales la siguiente foto que muchos conoceréis:
Hudea, la niña fotografiada, se rinde ante una cámara porque cree que es un arma. La foto fue tomada en diciembre de 2014 en un campo de refugiados sirios a unos 10km de Turquía.
Es un ejemplo más del sufrimiento que deben de haber pasado y siguen viviendo los millones de refugiados sirios. Ya son más de 3 millones de personas desplazadas según ACNUR. Millones de niños que han sufrido lo que ningún niño debe sufrir, han perdido a seres queridos, han perdido su hogar, han crecido rodeados de armas y tanques. Generaciones que no han podido vivir una infancia digna, que no han podido recibir una educación digna, ni pueden vivir en unas condiciones dignas. Es el mayor éxodo de la historia. (Hablando de éxodos, Israel no permite la entrada de refugiados sirios en su país.)
Unas semanas después nos llega un video que me niego a poner en la web, en el cual el Estado Islámico asesina con un tiro en la cabeza a 28 cristianos. No hay adjetivos para describir semejante barbaridad.
Durante la misma semana, en un país vecino se produce otro ataque terrorista. Esta vez en Túnez, provocando la muerte de 19 personas. En este caso, hay europeos entre las víctimas, lo cual provoca la movilización de algunos primeros ministros y ministros de exteriores.
Por si estas tragedias nos fueron suficiente para despertar esta intranquila rabia en mí, sí lo fue la tragedia en el mar Mediterráneo. Este precioso y tranquilo mar está siendo la mayor tumba migratoria, hasta el 13 de abril habían fallecido alrededor de 900 personas, suman las casi mil personas que han fallecido en los últimos días y hagan sus propios cálculos. Alrededor del 88% de las muertes en migraciones. Increíble.
Miles de personas solicitan asilo en países europeos, pero somos el antepenúltimo país de la UE en aceptar las solicitudes de los refugiados, en cambio Alemania es el país que más refugiados acoge. Miles de personas deciden abandonar lo poco que les queda en sus países de origen y deciden embarcarse en una travesía en la cual pueden perder la vida, por un futuro más próspero. Somos incapaces de ponernos en su lugar, jamás entenderemos lo que deben de sentir todas esas personas. Oprimidas bajo la pobreza, la miseria, la muerte, la guerra, el sufrimiento y el dolor, nadie pensaría que después de todo, son capaces de tener esperanza de poder construir y vivir un futuro mejor.
Dejarles morir ahogados no solucionará el problema y evidentemente no es posible cambiar el mundo mañana, por mucha voluntad política que exista si no es conjunta. Pero eso no es excusa para no actuar contra la pobreza, la falta de un sistema educativo, de un sistema sanitario y de infraestructuras, las guerras o el terrorismo, el hambre y las sequías, etc. Son problemas que también nos afectan a nosotros por una simple razón:
Porque somos seres humanos. Porque aunque algunos lo olviden, vivimos en el mismo mundo.
Probablemente sea un iluso, esto tan sólo lo leerán unos cientos de personas y poco cambiará, pero necesitaba escribirlo.
Por último, un dato sobre una crisis que muchos habrán olvidado: 10´000. Son las personas que han fallecido debido al ébola en el último año.
Todos estos problemas están relacionados entre si, la pobreza y la violencia en los países subdesarrollados van prácticamente de la mano con todas las consecuencias que ello provoca. Es esencial la cooperación internacional y la labor de las ONG´s junto a algunas empresas para dar oportunidades a aquellas personas a desarrollar sus respectivas regiones.
Deberíamos sentir vergüenza ante nuestra pasividad y la de nuestros gobernantes. No pido cambiar el mundo de un día para otro, tan solo que se haga algo. Que tantas muertes no sea ignoradas, ni mucho menos caigan en el olvido. Poco podemos hacer para mejorar la situación de un día para otro sin una acción común de la mayoría de gobiernos europeos, sin embargo sí es posible realizar una donación a una ONG, al margen de que opinemos del trabajo que realizan, cómo Médicos sin Fronteras, Unicef o Acnur, incluso realizar un voluntariado en Verano o colaborar con una ONG a nivel local. Existen posibilidades para aportar un grano de arena, porque como dijo el Che Guevara: “El conocimiento nos hace responsables.”