El Hombre Cosa es el Guardián del Nexo de las Realidades: un lugar en el que casi todo es posible, donde las realidades alternativas y los universos paralelos entran en contacto con nuestro mundo. En diferentes ocasiones, seres de otras dimensiones han entrado en la nuestra por esta vía. A veces, como enemigos. Otras, como aliados. Y otras... otras como algo incalificable. ¿Cómo definiríais a un palmímedo llamado Howard, que parecía sacado de unos dibujos animados de Disney pero malhablado, malhumorado, borracho y fumador?
Su primera aparición, corta y no demasiado de gloriosa, pareció abocarlo a la mera anécdota, al pie de página de los personajes más estrambóticos de Marvel, pero el personaje debió de caer bien entre cierto sector de lectores que reclamaron su vuelta con firmeza. Lo que ya supera todos los esquemas es que Marvel se decidiera a ¡darle una serie regular al dichoso pato! Alguien se levantó con un extraño sentido del humor aquel día.
Steve Gerber había despachado al personaje lanzándolo a un abismo entre dimensiones del que no debía regresar... pero sí lo hizo, y nada más y nada menos que a nuestro mundo. Aterrizó en la Tierra, llena de esos monos sin pelo tan odiosos (a excepción de Beverly, claro) y tan incomprensiblemente estúpidos, que se empeñan en tener una sociedad absolutamente demencial a ojos del anonadado Pato. Porque, aunque por principio el que debería resultar extraño es el pobre Howard, su presencia no sirve para otra cosa que desnudar las incongruencias y absurdeces de la sociedad de la que nos hemos dotado. Los ojos no contaminados de Howard destilan una mala baba importante como vocero de las inquietudes de Gerber, que aquí se despacha a gusto con todo y con todos.
Decir que esta serie es una sátira no sólo del Universo Marvel en particular sino de nuestra sociedad en general, es quedarse corto. Cada capítulo desgrana y destroza, punto por punto y con fina ironía, todos los sectores de actividad más relevantes, pero también los más mundanos. La política (Howard se presenta a Presidente, ¡y si no gana es por un escándalo sexual que le montan sus oponentes!), la prensa, la misma estructura de la familia, la violencia, el capitalismo, el comunismo, las drogas psicodélicas y los sueños irrealizables. A veces, mientras uno lee, le parece que no sólo Grant Morrison es el que escribe bajo efecto de las drogas, sino que Steve Gerber debía de ser su camello y pasarle el mejor material... porque hay que ser un genio o estar muy flipado para que se te ocurran según qué ideas, ¡o ambas cosas! ¿Cómo definir según qué números? Hay uno en el que Gerber se dedica a explicar, de manera satírica y prácticamente en prosa, las dificultades que tenía a veces como escritor para que fluyeran sus ideas. En un número totalmente psicodélico Howard sufría una crisis nerviosa. En otro, volvía humano a un horrorizado Howard, lo q
ue lo hacía más infeliz todavía. Pero claro, es que Gerber era su propio editor, y aquello provocaba que las ideas salieran a la luz sin reciclar, totalmente puras. Enfrentamientos con enemigos de la envergadura del Nabo Espacial o el Doctor Angustia dejan a las claras qué tipo de cómic estamos leyendo...La colección se iba haciendo llamativa tirando de versiones palmípedas de héroes de la casa, como un Howard-Conan, un Howard-Iron Man, un Howard-Shang Chi, un Howard-Hellstrom... aunque la base de lectores, una vez construida, sería fiel al planteamiento de Gerber hasta el final, y huiría de la colección en masa una vez éste salió de la serie. A todo esto, la relación de Howard con Beverly era todo lo sexual que permitiría el Comics Code, es decir, cero. Bueno, cero no, hay que saber leer entre líneas para ver que si una cosa hacía que este mundo loco de monos sin pelo fuera soportable para Howard es el folleteo que se llevaba con Beverly, una chica de lo más liberada y sensual. Parece increíble que incluso estas insinuaciones pasaran la censura, porque estamos hablando de una chica tirándose a un pato... En el primer número de la serie, Howard está tan desesperado que se plantea el suicidio, pero desde que conoce a Beverly esa idea no le vuelve a rondar por la cabeza. Cuando Beverly es secuestrada por el Doctor Bong, Howard mueve cielo y tierra para tratar de ir a rescatarla... sólo que ni el secuestro, ni el secuestrador, ni la secuestrada, ni el rescate funcionan en ningún momento como deberían, por supuesto.
Gene Colan, por otra parte, dibujante prácticamente de toda la serie, está impecable. Aunque creado originalmente por Val Mayerick,y aunque disfrutara del talento de otros como Frank Brunner en sus primeros números, fue Gene Colan con su entrada a la altura del nº4 quien definió totalmente lo que sería el pato. Su nivel de implicación en la serie queda claro, y en un trabajo en las antípodas de su Tumba de Drácula, consigue una obra que sólo por sus dibujos ya es destacable y merece
la pena gráficamente hablando. El nivel de complicidad y de interacción con el guionista es importantísimo, y toda la ironía y mala leche de Gerber encuentran un perfecto vehículo de expresión en la interminable capacidad de Colan de hacer gesticular y moverse a un pato fumador... Gerber llegó a declarar que creía que Colan le leía la mente.Al final, Marvel se debió de hartar de Gerber, o al revés, porque la relación acabó como el rosario de la aurora, con Gerber reclamando los derechos del personaje, cosa inédita en esas fechas, incluso atreviéndose el autor a "secuestrar" al verdadero Howard en un no-crossover con Savage Dragon y sustituirlo por un clon, ¡que es el que hoy pulula por el Universo Marvel! Mientras tanto, el original se ha ido con Gerber...
Posteriormente el guionista volvió al personaje en una serie del sello MAX para lectores adultos, en la que volvía a incidir en la sátira y la crítica actualizada al mundo de hoy día, Beberly podía salir desnuda y con alusiones ya no tan veladas a su vida sexual y en la que se volvía a enfrentar a un Doctor Bong que convertía a Howard en cualquier animal que no fuera un pato. Bueno, eso y muchas más cosas, pero son tantas que se merecerían un artículo entero: baste decir que salían muchísimos personajes de Vértigo de la DC y que al final a Howard lo salva... Dios.
Un dato para finalizar: Gerber murió mientras escribía una última historia que incluía a Howard (el "verdadero", no el de Marvel), pero que dejó sin finalizar. Sin duda, creo que se puede afirmar que Howard, un sorprendente pato, fue el personaje de su vida. ¡Steve Gerber ha muerto!¡Larga vida a Howard el Pato!