Hoy me levante por el otro lado de la cama (como siempre), dispuesto a olvidarte, a romper ese enlace entre tu recuerdo y mis sentimientos; entre tus ojos y mi contemplación. Me levante con esas ganas de olvidarme de ti, de nuestros momentos, de lo vivido, y aunque no entiendo aun como fue que se desvaneció esta, lo que yo creía perfecta, relación sigo dándome azotes de preguntas masoquistas.
Hoy me levante dispuesto a dejar de pensar, dejar de anhelar, dejar de soñar... dejar de llorar; fiel a mi naturaleza fue inevitable empezar a atar cabos y llegar a conclusiones; quizás me equivoque en algo, quizás no dije lo que querías escuchar o quizás tu hiciste algo que no quieres que me llegue a enterar, y la pregunta del millón nace por si sola ¿Qué paso?... todos preguntan eso, el ¿como fue? que aun no comprendo.
Ya no quiero pensar, quiero olvidar... quiero olvidarte; pero la calle tiene cuadras de ti, el parque tiene tus pasos y cada suspiro es una terrible añoranza, la nostalgia me invade y te sentí a mi lado, te sentí presente... quiero y no quiero saber de ti.
Ya dejamos de ser amigos con derechos y amigos también, de esos confidentes que se cuentan todo, algo en tu mente o en tu corazón sintió que yo no era para ti o tu no eras para mi, empezaste a enamorarte de esa sospecha que te rodea sin darme mi derecho a preguntar y someterme a un silencio extremo a petición tuya y creo, hasta hoy, que no es justo.
Empecé a borrar canciones de mi mente y frases que me inspiran a ti, frases que quise poner en mi blog rindiéndote un homenaje, recordándote que me importas; Sin embargo hay canciones y detalles que pululan por la calle, en un puesto de periódicos donde la artista de la semana lleva tu nombre, dos cuadras más abajo una calle que lleva tu apellido, un bus que lleva hasta tu casa, una niña que copia tu sonrisa; otra canción suena en la radio, otra canción que me recuerda a ti.
Un consejo me dice que piense en otras cosas y que las personas vienen y van; que los amores no correspondidos se transforman en leyendas y mitos que sus propios protagonistas no recordaran; otros me dicen que no vales la pena y que debo olvidarte ¡ya!; que salir no me vendría mal, que ya conoceré a alguien mejor, que busque una amante furtiva (aunque sea de momento), que me dedique a escribir, que me vuelva a enamorar... que haga cualquier cosa menos que hable de ti. He inventado una novia que llegue a tus oídos, de nombre bonito y apellido pomposo, de virtudes admirables y de pocos defectos; de sentimientos divinos y pensamientos de ensueño... y me sentí el estúpido más grande del mundo y tu sonrisa a lo lejos se rió de mi, he perdido como muchas veces.
No te niego que busque en un cuerpo ajeno ese consuelo a tu ausencia y su imitación fue tan burda que me entristecí más; tuve el intento que escribirte una carta pero resulto sin inspiración... En ese momento no pude olvidar tu recuerdo y renegué conmigo. Como era posible que alguien me mueva el piso como Japón en pleno terremoto, tengo la estrategia de olvidarte para siempre, tengo en mente el perfil para sacarte de mi mente, tengo las ganas y el momento, tengo todo y nada a la vez.
Hoy me levante, como ayer (y anteayer), con la intención de olvidarte, vistiendo de fiesta a mi soledad, fingiendo amor una vez más; Pero te miro desde lejos sin demostrar que te olvido y sonríes creyendo que aun me extrañas; tu sonrisa es protocolar pero tu mirada conserva aun la molestia de mi presencia y me siento mal.
Hoy me decido olvidarte... pero para poder olvidarte tengo que seguir pensando en ti.
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