Texto original escrito por Ana
¿Has escuchado esa vocecita que no deja de recriminarte porque ya no te cierran los pantalones y cuya palabra favorita es “hubiera”? Disfruta aparecerse los lunes y en estas fechas, después de que la temporada de fiestas ha terminado. Su momento favorito del día es la noche, donde se apodera de tu mente y no te permite descansar. Sí, es LA CULPA.
Todos la hemos experimentando en algún momento por razones distintas pero cuando decide instalarse nos hace sentir fatal con nosotros mismos, nos roba energía y nos sume en un estado de victimización.Si estas empezando el año sintiéndote culpable por haberte propasado con la comida en las fiestas, por no haber continuado tu dieta o por olvidarte del ejercicio, te ofrezco unos consejos para que puedas erradicarla. Si lo logras, ya te habrás quitado el primer GRAN PESO de encima
Ya lo pasado, pasado.
Permítete cometer errores, todos lo hacemos. El problema no es cometer errores. El problema es no aprender de ellos. En vez de culparte por lo que hiciste o lo que dejaste de hacer, mejor reflexiona por qué comiste demasiado y qué podrías hacer este año para que no suceda lo mismo.
La culpa te hunde en un círculo vicioso, así que ¡elimínala!
La culpa es un veneno que se mete en nuestros pensamientos y que genera emociones negativas que nos llevan a conductas poco sanas. La culpa paraliza, confunde y nos hace sentir peor. Es más probable que por la culpa caigamos en un círculo vicioso: como nos sentimos culpables tendemos a compensar esa sensación, ¿con qué? ¡con comida! Y obviamente no la más saludable. Así que rompe el círculo y deja la culpa de lado.
Ponle un alto al pensamiento negativo.
En cuanto detectes un pensamiento negativo aplica alguna de las siguientes técnicas:
Muévete deliberadamente. Párate, toma agua, cambia de actividad, cámbiate el anillo de dedo, cruza las piernas…eso desenfocará a tu mente del pensamiento negativo.
Di alguna frase que rompa el parloteo en tu mente. Por ejemplo: “Eso es pasado”/ “Vivo en el presente”
Pon una marca en tu cuaderno o agenda y trata de llevar un record. ¡Te sorprenderás del número de veces al día que marcas tu hoja! Pero con el tiempo podrás detectar el pensamiento negativo antes de que ocurra y detenerlo.
Haz una burbuja emocional.
Elabora un plan de acción para resolver aquello que no te deja en paz.
No te dejes llevar por la desesperación
La desesperación te puede hacer caer en la trampa de los productos que prometen resultados instantáneos, mágicos y sin esfuerzo que no solamente no funcionan a largo plazo, sino que pueden ser peligrosos. No hay prisa. Más vale paso lento pero firme y seguro. Además, no puedes esperar bajar en unos días los kilos que has acumulado en varias semanas.
No te obsesiones con la báscula
No te peses diariamente. Además de que no te va a dar un parámetro correcto, hará que te obsesiones con una cifra. En lo que debes de concentrarte es en tu salud, el número es un resultado.
Pon en marcha un plan de acción
Así como tú fuiste el que comiste demasiado (nadie te amenazó de muerte para comer esa rebana de pastel), también tú puedes regresar a tu peso normal. SIEMPRE SE PUEDE CAMBIAR, SEAN LOS KILOS QUE SEAN.
Utiliza tu tiempo en planear qué harás para regresar a tu peso. Recuerda que el mejor plan es aquel que integra una dieta saludable, una rutina de ejercicio y un buen manejo del estrés. Asesórate con un experto para que te oriente y ayude a tomar las mejores decisiones.
Y lo más importante, ¡Actúa!
Nada es más satisfactorio que saber que estamos haciendo todo lo que está en nuestras manos para vivir en bienestar.
¿Ustedes experimentan culpa frecuentemente? ¿Cómo la manejan?
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