OLIVDATE DE LA MOTIVACIÓN Y EJERCITA LA DISCIPLINA
Aquí cuando uso la palabra motivación no me refiero a los motivos por los que haces las cosas, uso la palabra como la usa el pueblo llano: las ganas.
Que la motivación es clave, pero se ha puesto tan de moda la palabrita que veo como cada vez más y más personas utilizan la expresión “es que no me motiva” o “no encuentro la motivación” para simplemente decir “no me apetece”, “no me interesa” o “no tengo ganas”.
Pasando la responsabilidad de motivarnos a la actividad en sí, en lugar de aceptar que es uno mismo el que decide si tomar o no tomar acción.
Y parece que no, pero es crítico saber que tener motivación no significa tener ganas. Las ganas parten del apego, del placer, del gusto hacia la actividad en cuestión, la motivación parte de la responsabilidad, de la entrega, de la disciplina y sí, lo creas o no son necesarias y se pueden generar en tu cabecita si quieres.
No puedes obligarte a tener ganas de hacer algo, pero sí puedes recurrir a tu motivación para hacerlo.
Porque, desengáñate, hay muchas cosas en esta vida que tenemos que hacer, responsabilidades que tenemos que aceptar y trabajo que tenemos que emprender para llegar a donde queremos llegar (o simplemente tenemos una familia, un cuerpo y un hogar que cuidar) y en la mayoría de los casos no querremos hacerlas y no será porque no nos motive, será porque no nos apetece y preferimos pasar una hora más embobados en el ordenador o haciendo cualquier otra cosa que nos guste más (y ya no entro en la culpa que se genera después por haber perdido el tiempo, el dinero, la salud, los amigos... por no haber invertido energía en algo que no somos nosotros)
Entonces, vamos al meollo del asunto: tienes que hacer algo, o quieres hacer algo para conseguir otro algo, o te gustaría ser, tener, estar y un largo etcétera de cosas, pero el resultado en sí mismo ”no te motiva”, o el trabajo para conseguirlo es más del que estas dispuesto a invertir... tu momentum no es suficientemente fuerte como para que te quite de gandulear, de perder el tiempo o de mirar en otra dirección y regar las plantas o leer o hacer una manualidad y llamarlo ser slow cuando en realidad estás procrastinando y haciendo el perezas.
esta monada gandulenado la he sacado de aquí
Qué hacer entonces?
Bien, en el momento en cuestión poco, no te voy a engañar, los trabajos que se generan dentro requieren tiempo, no hay aplicaciones para generar motivación permanente. Hay que generar motivación cada día, desde dentro y recordar que cuanto más hacemos las cosas que nos gusta, menos de las que no nos gusta vamos a hacer. Porque generamos apego hacia las primeras y aversión hacia las segundas.
Entonces cómo lo hacemos: entrega y renuncia.
Sí, sí, no se me asuste el personal. Renunciar a qué? te preguntarás. Renunciar al sentirte bien y a gusto todo el rato, renunciar a lo que tú quieres por encima de lo que tú debes, renunciar a las distracciones, renunciar al “yo-me-mí-conmigo” y comenzar a darte cuenta de que la vida no va de ti, ni siquiera tu vida va sólo de ti. Renunciar es clave para mirar un poquito más lejos de nuestras narices, de nuestras creencias, de nuestra manera de hacer las cosas y de nuestra interpretación de la vida. Incluso cuando creemos que hacemos algo por los demás, si los demás no lo quieren al final lo hacemos por nosotros, por nuestra satisfacción personal.
Y al principio renunciar parece que va en contra de la felicidad, que nos hace sentir mal. Simplemente no queremos hacerlo!
original aquí
Internet y el mundo que nos rodea está plagado de marqueting para que estemos contentos y cómodos la mayoría del tiempo, pero es eso: marqueting, te venden algo que saben que te va a llamar la atención, rápido y fácil? y que además me hará sentir bien? Narices, yo lo quiero! Obvio… pero hay que separar la satisfacción momentánea de lo superficial y fácil de la calma estable que requiere trabajo interior.
Hay momentos para todo en nuestras vidas, el tema que nos ocupa hoy es hacer algo que sabes que quieres pero que “no te motiva” y para eso las dos palabritas mágicas te van a ayudar.
Así que las repito: ENTREGA Y RENUNCIA
Entregarte a los demás, a los proyectos laborales, a las responsabilidades familiares y sociales, entregarte al mundo porque es el único modo en el que realmente te sentirás pleno y satisfecho con tus acciones.
Renunciar a lo rápido y cómodo, a la desconexión mental por miedo al fracaso o al esfuerzo, porque ese es el único modo de entregarnos.
No va a suceder de la noche a la mañana y menos si ni siquiera crees que lo que hoy te cuento va contigo, pero también te animo a que hagas este ejercicio:
1. Cuenta las veces que haces algo por los demás sin esperar que te lo agradezcan, sin esperar reconocimiento.
2. Eres activamente consciente de las cosas, personas y condiciones positivas a las que estás expuesto cada día?
3. Cuántas veces lo agradeces y te maravillas de la suerte que tienes o, por el contrario, asumes que es lo que es y que es lo que te toca y cuentas más las cosas y situaciones negativas?
4. Te distraes mientras estás en medio de una actividad que requiere tu concentración más absoluta? (llámalo trabajo, llámalo conversación en la cena)
5. En cuántas ocasiones eliges la actividad más placentera (o atontante) en lugar de la que requiere esfuerzo?
Y que oye, cada uno es libre de elegir hacer y actuar como le salga de las narices, estaríamos buenos, pero hoy quería llamaros un poquito la atención sobre la responsabilidad que tenemos sobre nuestra propia motivación. Que basta ya de culpar al tiempo, al vecino, a los niños, al dinero, al gobierno, a tu padre y a un largo etcétera de condiciones externas. Es momento de ver la disciplina como algo bueno, la renuncia como algo necesario y la entrega como ejercicio diario, porque estas tres cosas te llevarán a donde quieres ir, nada más que eso y si no, muy cerca.
Toma las riendas de tu vida, no el control del entorno sino el poder que te da tu motivación interior, sólo tú eres responsible de conseguir lo que quieres. Que las ganas de hacer algo no sean sólo porque gusta hacerlo, que seas tú el/la que decide que ser disciplinado/a es algo que te gusta, que te hace sentir en control de tu vida, de tus decisiones, que sólo tú escribes tu camino.
Así que lo repetiré una vez más: olvídate de
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