El corazón se marchitó antes de nacer.
Quemo su juventud esperando el primer beso.
El corazón envejeció antes de vivir.
Coleccionaba silencios.
Recolectaba ausencias.
Nunca tuvo un amor cercano.
Su alma se congeló.
Se refugió en palabras para no sufrir.
Su único consuelo era escribir para ella aunque no se lo dijera.
La tormenta anidó en su corazón de modo sempiterno.
El reloj del primer amor se detuvo para siempre.
Seguía esperando un amor cercano al que aferrarse de la mano.
Sus lágrimas llenaron el mar.
Perdió la sonrisa para siempre.
Se olvidó de sentir.
Su único consuelo era escribir.
Las palabras eran su manera de sentir.