El artículo Omega-3 e Hiperactividad aparece en consejos
El Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) es una alteración del funcionamiento del cerebro, que hace que la persona sea incapaz de mantener la concentración en cualquier actividad que requiera atención. Se diagnostica con mayor frecuencia en niños, en torno al 6% de los niños en edad escolar lo sufren, pero también los adultos son susceptibles de sufrir esta enfermedad mental.
Hay niños que son inquietos y despistados en ambientes concretos, o se ponen más nerviosos y excitables ante determinadas situaciones o presentan un mal comportamiento cuando están con ciertas personas, pero esto no indica que sean hiperactivos, sino que es una conducta normal y que simplemente refleja la personalidad del niño.
El TDAH es el trastorno de conducta más frecuente en la infancia. Esta enfermedad crónica aparece antes de los siete años, y en casi la mitad de los casos persiste en la vida adulta, aunque los síntomas se atenúan con el tiempo. Al debutar en la edad escolar, la adaptación social y el proceso de aprendizaje del niño se ve comprometido si no se trata este trastorno correctamente.
Como en muchas otras enfermedades mentales, la causa exacta que provoca que se desarrolle el TDAH no se conoce, pero si se ha observado que hay una cierta predisposición ligada a factores como los antecedentes familiares de casos de TDAH, el consumo de tóxicos por parte de la madre durante el embarazo, problemas sociales en la familia o el nacimiento prematuro. También se han detectado diferencias en el funcionamiento químico del cerebro de los niños hiperactivos respecto a los que no sufren este trastorno, aunque actualmente no existe ninguna prueba que pueda diagnosticar el TDAH.
El diagnóstico del TDAH se hace sobre observaciones que aportan las personas que están en contacto directo con el niño, como los padres y los profesores, junto con la exploración del comportamiento que el médico haga de la conducta del niño en la consulta. Existen cuestionarios estandarizados y criterios diagnósticos de inatención, de impulsividad y de hiperactividad, pero siempre han de ser valorados finalmente por un médico para que los valore bajo su propio criterio, ya que frecuentemente hay casos en los que el diagnóstico puede plantear dudas.
Los niños con TDAH tienen una inteligencia normal, pero es frecuente que presenten trastornos como retrasos en el desarrollo del lenguaje, trastorno obsesivo-compulsivos, dislexia o tics nerviosos que condicionan su aprendizaje.
El TDAH requiere de un tratamiento que combine tanto terapias psicológicas como farmacológicas. A nivel de conducta, las terapias se han de llevar a cabo de forma individual, pero también junto al resto de la familia, y es de gran importancia el apoyo en el ámbito escolar. La terapia farmacológica más común es la basada en psicoestimulantes para mejorar la atención. Los suplementos de Omega-3 rico en DHA (ácido docosahexaenoico) han dado muy buenos resultados para el tratamiento del TDAH en niños, dando la posibilidad de una alternativa natural para mejorar la calidad de vida de los más pequeños de la casa.