Un estudio de un equipo de investigadores clínicos de la
Universidad de Kansas publicado en la revista Medical Hypotheses sugiere
que el consumo de azúcares, puede desencadenar procesos metabólicos,
inflamatorios y neurobiológicos relacionados con enfermedades depresivas. El azúcar
ofrece un impulso inicial del estado de ánimo, lo que lleva a algunas personas
con enfermedades depresivas a buscar su elevación emocional temporal. Los dulces,
actúan como una droga que eleva el estado de ánimo, pero esto puede tener una
consecuencia paradójica y perniciosa a largo plazo al reducir el bienestar,
elevar la inflamación y causar aumento de peso. Los investigadores llegaron a
sus conclusiones al analizar una amplia gama de investigaciones sobre los
efectos fisiológicos y psicológicos del consumo de azúcar agregada. El azúcar,
en niveles altos es física y psicológicamente tan perjudicial, como beber
demasiado licor. Los investigadores encontraron que la inflamación es el efecto
fisiológico más importante del azúcar en la dieta y esto está relacionado con
la salud mental y el trastorno depresivo. Sabemos que las hormonas
inflamatorias pueden empujar directamente al cerebro a un estado de depresión
severa. Por lo tanto, un cerebro inflamado es típicamente un cerebro deprimido.
Hay que recordar que los azúcares agregados tienen un efecto proinflamatorio en
el cuerpo y cerebro. Además muchos microbios y parásitos presentes en nuestro
tracto digestivo prosperan con los azúcares agregados y pueden producir
químicos que empujan al cerebro a un estado de ansiedad, estrés y depresión. Es
por ello que una dieta mínimamente procesada rica en alimentos de origen vegetal
y ácidos grasos Omega-3 aportan un beneficio psicológico óptimo.
Revista Salud y Bienestar
Un estudio de un equipo de investigadores clínicos de la
Universidad de Kansas publicado en la revista Medical Hypotheses sugiere
que el consumo de azúcares, puede desencadenar procesos metabólicos,
inflamatorios y neurobiológicos relacionados con enfermedades depresivas. El azúcar
ofrece un impulso inicial del estado de ánimo, lo que lleva a algunas personas
con enfermedades depresivas a buscar su elevación emocional temporal. Los dulces,
actúan como una droga que eleva el estado de ánimo, pero esto puede tener una
consecuencia paradójica y perniciosa a largo plazo al reducir el bienestar,
elevar la inflamación y causar aumento de peso. Los investigadores llegaron a
sus conclusiones al analizar una amplia gama de investigaciones sobre los
efectos fisiológicos y psicológicos del consumo de azúcar agregada. El azúcar,
en niveles altos es física y psicológicamente tan perjudicial, como beber
demasiado licor. Los investigadores encontraron que la inflamación es el efecto
fisiológico más importante del azúcar en la dieta y esto está relacionado con
la salud mental y el trastorno depresivo. Sabemos que las hormonas
inflamatorias pueden empujar directamente al cerebro a un estado de depresión
severa. Por lo tanto, un cerebro inflamado es típicamente un cerebro deprimido.
Hay que recordar que los azúcares agregados tienen un efecto proinflamatorio en
el cuerpo y cerebro. Además muchos microbios y parásitos presentes en nuestro
tracto digestivo prosperan con los azúcares agregados y pueden producir
químicos que empujan al cerebro a un estado de ansiedad, estrés y depresión. Es
por ello que una dieta mínimamente procesada rica en alimentos de origen vegetal
y ácidos grasos Omega-3 aportan un beneficio psicológico óptimo.
