Viajes y vacaciones, otro de los aspectos de nuestra vida cotidiana que ha cambiado desde que la crisis se instauró en nuestras vidas. ¿Vivíamos por encima de nuestras posibilidades? Es posible, pero yo ahí no me meto. Desde mi punto de vista (y recalco, desde el mío personal) mis viajes y vacaciones se han vuelto mucho más interesantes, hay que agudizar el ingenio y pensar en nuevas formas de recorrer el planeta, porque podré no tener pasta pero me niego a que ese factor me coarte mis ansias de devorar el mundo. No sé si os sonará el libro On the Road de Jack Kerouac, en él, el autor relata la bocanada de libertad que produjeron los coches y las carreteras en el EEUU de los años 40, ¿por qué no hacer lo mismo ahora? Sé que la situación es diferente cuando tienes familia, hipoteca e hijos, por eso os digo que las ideas que os voy a dar son desde mi experiencia (tengo 21 años, no estoy casada y vivo con mis padres… Sí, es cierto, la vida así es mucho más fácil).
Quemar kilómetros en coche, patear y recorrer cada palmo del país es barato y muchísimo más enriquecedor que ir a hoteles de 5 estrellas. El vehículo puede servir de medio de transporte y de alojamiento, lo cual permite gastarse al rededor de 50 euros por 4 días de viaje (aunque eso depende de las distancias). Os voy a contar algunos truquillos:
1. Viajar en primavera es la mejor opción. No hace demasiado calor (podrías morir achicharrado durmiendo en agosto dentro del coche), ni frío. El otoño también es una buena época, aunque las probabilidades de lluvia son mayores.
2. Llenar siempre el vehículo. Ocupar las 5 plazas y compartir los gastos de gasolina y alimentos. Sólo con esto, vuestros gastos se reducirán muchísimo.
3. Llevar una neverita y comprar la bebida y alimentos en supermercado. Agua y fruta imprescindibles. Hacer picnic en vez de ir de restaurantes no tiene porqué significar comer mal. Podéis probar las especialidades autóctonas, por ejemplo… En vez de ir a un asador con chófer en la puerta, comprar un buen chorizo de la tierra en la charcutería de toda la vida y un buen vinito. Los parques y las áreas de servicio son buenos lugares para extender el mantelito (parar en un camping de vez en cuando no está mal tampoco).
4. Llevar siempre saco de dormir, por la noche refresca en todos los rincones del planeta tierra. Aseguraros de que la zona donde váis a dormir es segura. Utilizad los parkings gratuitos. Bajando los respaldos de los asientos de atrás queda un gran espacio para descansar tranquilamente (el hueco del maletero y el que hayáis ganado con los asientos). No llevéis muchos trastos para no complicar esta maniobra.
Tampoco tenéis porqué viajar en modo tan hippie. Si lo que queréis es reducir el coste del desplazamiento, hay varias opciones:
1. Compartir el coche de un colega (para eso tiene que tener coche y querer viajar al mismo lugar que vosotros).
2. Compartir coche con desconocidos. Hay varias páginas donde podéis contactar con gente que vaya a viajar al mismo sitio y que quiere compartir el importe de la gasolina. Una de las más conocidas es BlaBlaCar.
3. Alquilar un vehículo entre varios. No suele salir demasiado caro y es una buena opción para moverse con mayor libertad si no tienes coche propio. Una opción para viajar por España es Helle Hollis.
Espero que os sirvan las ideas, ¡ahora sólo os queda quemar rueda!