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Once razones por las que odiar el clásico

Publicado el 18 agosto 2011 por Hrubio
Alejandro Vilas.

Once razones por las que odiar el clásicoLo confieso, no quiero ver más un Madrid-Barça. Cuando por el mes de Abril nos frotábamos los ojos viendo tanto clásico por delante nunca pude imaginar que llegaría a ser tan cansino. Aunque los entendidos dicen que fue un partidazo, esa rivalidad mal entendida y esa violencia absurda parece que ha terminado por cegarme. Yo no vi ese fútbol del que muchos hablan, yo no vi a un Messi imparable. Hasta la mejoría madridista y ese recorte (en cuanto a juego) de diferencia respecto al Barça me la paso por los huevos.

Lo que vieron mis ojos da pena, asco y hasta me hace sentir vergüenza de ser amante de este deporte. Mi cabreo viene de largo. Este partido ha sido la gota que hace que rebose el vaso. Se ha perdido uno de los aspectos más importantes que te da el fútbol, la rivalidad. Ese concepto que parece que estos futbolistas parecen no haber entendido. Es lo que da la salsa, la emoción del prepartido…pero definitivamente, tanto a unos como a otros, se les ha ido de las manos.

Odio los clásicos…

- Porque la polémica está bien cuando el partido no te aporta nada, pero con lo que futbolísticamente te puede ofrecer un Madrid-Barça, a los que nos gusta el fútbol nos jode que al final se formen estas tanganas.

- Porque cuando hasta el más sensato pierde la sensatez te hace pensar hasta qué punto el deporte forma buenas personas. Una persona tan grande como Iker, que haga ese tipo de declaraciones al final del partido, “una entrada, al suelo y lo de siempre” (Cuando a Marcelo le faltó pegarle un tiro a Cesc) a mí, de verdad, me rompe los esquemas. Hasta Casillas se contagia de la mierda.

- Odio estos partidos porque hasta Messi e Iniesta dejan de ser ese tipo de futbolistas silenciosos que solo hacen regates y filigranas. Hasta estos dos se dedican a hacer teatro, encararse y hacer feas entradas.

- Odio estos partidos porque odio a Pepe y su ida de bola. El Madrid pierde categoría con este tipo de futbolistas.

- Lo odio por la humilde prepotencia de Guardiola. “Esto va acabar mal si alguien no lo para”. Si dices eso y no hacer por arreglarlo, tu irresponsabilidad irá aumentando clásico a clásico. La humildad no es solo alabar a un rival antes de un partido. La humildad es mirar hacia dentro, hacer autocrítica y en vez de pedir que alguien lo arregle, dar un paso al frente, meterse en el saco e intentar acabar con el vertedero que estáis formando. “Qué coño estamos haciendo con el fútbol”, es lo mejor que podría salir de su boca. Mientras tanto seguirá siendo un cómplice más y un verdadero irresponsable.

- Lo odio por el entrenador madridista, su falta de coherencia y su poca responsabilidad. Está contaminando a todo el equipo desde el portero hasta su clan de portugueses. No hay un jugador blanco que reconozca la dureza de las entradas. Eso es culpa del entrenador que está formando un equipo que vive de la trampa, que cuando pierde se vuelve llorón después de hacer feas entradas. Esa mentalidad la inculca el entrenador. Además sus declaraciones me parecen tan vomitivas como las de su ‘colega’ Pep.

- Me dan asco los clásicos por el clan de portugueses que hay en el Madrid. No aguanto su chulería. No hay ni uno que se salve. A cuál más sucio, prepotente y leñero.

- Me dan asco por el teatro de los azulgranas. Los otros dan patadas, pero a veces, me dan ganas de darlas a mí. Quién no aguante un manotazo que se meta a tenista, pero el fútbol es lo que tiene, un deporte de contacto.

- Lo odio por Pinto, ese futbolista que no juega minutos pero disfruta del banquillo y lo hace más cuando se forma una pelea en la que puede tener protagonismo.

- Lo odio por los futbolistas de los dos equipos y sus declaraciones post partido. Todos tirán balones fuera. Sus opiniones me parecen más duras que las entradas. Como los entrenadores, no hay ni uno que dé el paso al frente para solucionar esto.

- ... Sobre todo sobre todo, lo odio porque me gusta el fútbol y el deporte, y la rivalidad tan bonita que siempre ha habido se está volviendo en algo repugnante. Me están recordando a esos derbis de béticos y sevillistas, donde más que partidos eran guerras entre directivos, jugadores y aficionados. La paz solo llegó con el amigo Puerta. Que triste.

Podría seguir, pero el partido acabó a la 1.00 y quiero dormir…

Menos mal que esta sociedad que tanto criticamos va por delante de estos ‘deportistas’. Aunque llenemos estadios y lo vivamos con pasión, parece que aún sabemos diferenciar el fútbol de la vida cuando surge la violencia. Todavía nos reímos de la derrota y le gastamos alguna broma al compañero por ella. Cuando esto cambie y vaya a peor, futbolistas, directivos y entrenadores condenaran la violencia y se echarán las manos a la cabeza. Aún sabiendo que fueron ellos los que pusieron la primera piedra.

Ojalá surja el Málaga y alguno más y nos quitemos del medio esto…

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