El común de la sociedad ha tardado demasiado tiempo en abrir los ojos. Cuando unos pocos advertíamos que todo obedecía a un plan maestro, normalmente no recibíamos más que escepticismo e insultos. Pero el plan maestro existía ya entonces, y desde mucho tiempo atrás.
Si denunciábamos la progresiva islamización de Europa, islamización protegida y fomentada por ONGs, instituciones, autoridades y gobiernos de casi todos los países de la UE, éramos racistas, xenófobos, fascistas e intolerantes.
Si advertíamos del avance LGTBI en las instituciones y en el sistema educativo y de su paciente consecución de objetivos contra la familia y la infancia, éramos homófobos, intolerantes y fascistas.
Si incidíamos en la progresiva reconversión del feminismo a feminismo radical y después a feminazismo, éramos machistas, fachas y agresores sexuales en potencia.
Si alertábamos sobre el PP de Rajoy en mayoría absoluta como continuador de las políticas del PSOE de Zapatero cuando se materializó su total traición a su programa electoral y a sus votantes por no corregir ni derogar ni una sola de las leyes impuestas por el PSOE durante las legislaturas de gobierno de ZP, éramos vistos como antidemócratas,ultraderechistas, nostálgicos de la dictadura franquista.
Si desvelábamos que ciertos partidos de nueva creación en realidad no eran más que captadores de votos descontentos para seguir utilizándolos en mantener el corrupto sistema de partidos, nos tildaban de resentidos y faltos de visión política.
Si explicábamos que el exponencial crecimiento de los casos de aborto por cientos de miles al año no buscaba tanto la “libertad sexual” y la “salud reproductiva” de las mujeres como lograr que las nuevas generaciones de europeos fueran más escasas para así poder presentar a la sociedad la necesidad de repoblar Europa con inmigración masiva, éramos acusados de misóginos y racistas… y por supuesto de fachas.
Si poníamos el foco en el avance de la eutanasia contra enfermos terminales, ancianos y discapacitados y en las propuestas que se estaban presentando al respecto en ciertos países de Europa, éramos catalogados como fundamentalistas provida insensibles ante el sufrimiento de enfermos y mayores.
Y si destapábamos que las absurdas e incomprensibles políticas migratorias de apertura indiscriminada de puertas a la inmigración ilegal, con el consiguiente despilfarro de unos recursos que tan necesarios eran para verdaderas prioridades era un auténtico y planificado efecto llamada parte de una minuciosa estrategia de sustitución de la población Europea por otra más subvencionada y dócil, éramos censurados en las redes sociales acusados de ser incitadores al odio.
Pero la realidad se impone irremisiblemente sin importar que la mayoría prefiera ignorar los síntomas y las consecuencias. Ahora vivimos en una Europa en la que no pocos países tienen serios problemas con la población islámica, el terrorismo y la inmigración ilegal y el innegable aumento de la delincuencia. Serios problemas con violentos colectivos LGTBI, abortistas y feminazis, con la creciente desestructuración familiar que no da otros resultados que el abandono de niños, el aborto, el ya casi crecimiento cero en los índices de natalidad autóctonos. Y serios problemas con el silenciado crecimiento de suicidios causados por falsas denuncias de malos tratos y de inadaptación a pretendidas nuevas identidades sexuales y de género en niños y adultos.
En realidad, el plan maestro nunca se ha escondido por completo. A menudo quienes lo ejecutan bajo las órdenes de la élite dejan ver sus intenciones para que aquellos que estén dispuestos a dar su apoyo sepan en qué dirección moverse. Es precisamente esto lo que ha sucedido recientemente cuando José Félix Hoyo, presidente de la ONG Médicos del Mundo, ha declarado sin disimulo alguno en la Comisión para la Reconstrucción Económica y Social que a él y a su organización les gusta el efecto llamada que el gobierno socialista/comunista de España impulsa mediante sus políticas de inmigración.
Estamos viviendo la segunda etapa del plan maestro. La primera fue envejecer a la población fomentando el aborto, la homosexualidad, la pobreza, la eutanasia y el enfrentamiento entre hombres y mujeres. Europa ya está lista para iniciar la repoblación masiva a base de individuos subvencionados y obedientes en el voto.
Unos pocos lo avisamos hace muchos años. Nadie nos podrá acusar de haber mirado para otro lado.
Revista Opinión
ONG Médicos del Mundo. "Nos gusta el efecto llamada"
Publicado el 30 junio 2020 por Mike Sala @mikesala65Sus últimos artículos
-
Vídeo encubierto: Funcionario de Biden revela quién dirige realmente la Casa Blanca
-
Katherine Jenkins, junto al Coro del Tabernáculo y la Orquesta de la Manzana del Templo interpretan "The Prayer"
-
Peter McCullough. Caen las mentiras de los confinamientos, las timo vacunas y las variantes
-
El pueblo australiano sale a las calles en defensa de sus libertades y contra la tiranía Covid impuesta por el gobierno