Natalia trabajaba como interna en una casa del centro. De lunes a domingo con una tarde libre. Las 24 horas del día y un salario que no llegaba a los 600 euros. "Tenía hasta depresión", recuerda ahora esta paraguaya que llegó a Espańa hace ya siete ańos. Lucía, argentina de 40 ańos, estuvo varios meses cuidando a una persona mayor en su domicilio. Desde las 19:00 a las 9:00 por 300 euros. "Vine a Espańa por un futuro mejor y por el momento sólo he encontrado trabajos como éste", se lamenta esta empleada del hogar. "Sí, puedo decir que soy explotada".
Los casos de Natalia y de Lucía no son aislados. Ni mucho menos. Las ONG y los sindicatos que trabajan diariamente con extranjeros denuncian una imparable avalancha de ofertas para el servicio doméstico en condiciones muy cercanas a la explotación. Algunas de las ofertas que han llegado a la sede de la Asociación al Servicio de la Investigación y la Tecnología (ASIT), ubicado en el Parque Tecnológico de Andalucía, rozan la semiesclavitud. "Lógicamente, no las aceptamos. Nosotros exigimos el salario mínimo interprofesional, pero, evidentemente, hay gente que se aprovecha de la situación de crisis actual".
Las ofertas de este tipo llegan con insistencia hasta las sedes de las organizaciones como Málaga Acoge o Prodiversa. En esta última, su coordinadora, Teresa Pineda, asegura que el programa que puso en marcha para facilitar el empleo en el servicio doméstico fue "desastroso". "Fue imposible de gestionar y desgraciadamente no podíamos mediar". Fernández recuerda que las oferta que recibían nunca superaban los 600 euros de salario. Eso en el mejor de los casos. "Muchas eran engańosas porque luego de esa cantidad le quitaban el alojamiento o la comida y en algunos situaciones se quedaba en 100 ó 200 euros. Fue un desastre", se lamenta. La coordinadora de esta ONG asegura que algunas de las mujeres son víctimas de acoso sexual o violencia. "Hay gente que cree, incomprensiblemente, que el servicio doméstico incluye servicios sexuales".
Málaga Acoge es otra de las asociaciones que trabajan con inmigrantes. Su director, Alejandro Cortina, mantiene que en el momento en el que reciben una oferta que no reúne las condiciones mínimas exigibles la retiran de inmediato. "Muchas familias viene para informarse y algunas tratan de aprovecharse de la desesperación de las mujeres".
Según los datos facilitados por UGT, Málaga es la provincia andaluza con más extranjeros afiliados al Régimen Especial de Empleadas de Hogar, con un total de 6.250, siendo "las mujeres inmigrantes que trabajan en este régimen el sector que sufre más desprotección, sobre todo, en cuestiones fundamentales como el salario, la protección social y los derechos básicos del trabajo", asegura la secretaria de Política Socia de UGT, Alicia Fernández.
Algunas personas deciden informarse y exigir, en la medida de lo posible sus derechos. Es el caso de Lourdes, que lleva 14 ańos dedicada al servicio doméstico y que reconoce que "es muy complicado movilizarse ya que no estamos organizadas. Además, no tenemos ningún convenio al que agarrarnos. La mayoría de los empleadores y de mis compańeras desconocen que el darse de alta en la Seguridad Social, cuesta al que contrata 163 euros y a la empleada unos 27".
Esta situación, aunque poco a poco, comienza a cambiar. Hace unos meses el Ministerio de Trabajo eliminó uno de los puntos más escandalosos del régimen. La opción de que se les descontase el 45% del salario en concepto de manutención y alojamiento. El Gobierno ya puso en marcha algunas medidas de protección de calado sin esperar al acuerdo con los agentes sociales. En la reforma laboral del ańo pasado decretó que el salario en especie que perciben los trabajadores del hogar no debe impedir que estos cobren al menos el salario mínimo interprofesional (641,40 euros mes). Y con la Ley de Presupuestos del Estado de este ańo ha puesto en marcha la cotización por accidente de trabajo y enfermedad profesional en el régimen especial de empleados de hogar.
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