A fuerza de leer los periódicos nacionales, debo de haberte vuelto insensible. Frente al abucheo, pataleo y un gallinero revuelto, en el festival de Cannes, por el exceso de violencia de lo último de Nicolas Winding Refn (NWR) personalmente he disfrutado de una puesta en escena exquisita, un sentido de humor macabro, irónico y perverso y confieso un par de explosiones de carcajadas (primera aparición de Kristin Scott Thomas y presentación oficial de la “novia” a mamá). ¿No nos estaremos tomando demasiado en serio una película que desea ofrecer una catarsis visual?Y eso que, en contra de la opinión generalizada que ha encontrado la película vacía y casi sin contenido, a mí me ha parecido una excelente recreación de Edipo Rey de Sófocles (los clásicos nunca mueren, deben ser los únicos). Evidentemente adaptada a los nuevos tiempos en los que, hasta el incesto, todo se delega en terceras personas.Existe una tendencia que suele permitir a ciertos directores alegrías, que en otros se castiga sin piedad. Si Tarantino mete trescientos litros de kétchup en sus pelis, esa violencia exagerada se considera una figura de estilo; si lo hace NWR y deforma en unos momentos la cara del “galán de moda” del cine actual (Ryan Gosling), se afirma que se recrea y disfruta de la violencia. Si Sofia Coppola monta sus imágenes de manera entrecortada y a ritmo de la música, de inmediato es puro arte; si lo hace Baz Luhrmann (que además borda, en general, esos momentos), es puro video clip. De verdad me pierdo y, sinceramente, tampoco importa mucho. Lo que realmente cuenta son las emociones y sentimientos que transmite una película, aunque sean negativos o difíciles de soportar. Only God Forgives ha creado un personaje inolvidable: Kristin Scott Thomas, la madre que viene a repatriar el cuerpo de uno de sus hijos, Billy. Junto a su hermano, otro traficante de droga, utilizaban un club de boxeo tailandés en Bangkok como tapadera. Esta madre deja a Cruella de Vil a la altura de Santa Teresa de Jesús. Por primera vez el cineasta (centrado en retratos masculinos hasta el momento), que adora a las mujeres de fuerte carácter, pone en primer plano a una señora de armas tomar que se come en cada plano todo lo que la rodea. (La intención de NWR es rodar próximamente una historia de horror en Miami sólo con mujeres y con Carey Mulligan como protagonista). La actriz genera tal tensión que sólo Dios perdonará al Jurado, si no la dan de inmediato la Palma a la mejor interpretación femenina, masculina y animal.
El cineasta sabe poner el dedo en la llaga (nunca mejor dicho) y con su último trabajo muestra una realidad (un país donde la prostitución es fuente de ingresos para las familias, la absoluta inexistencia de límites de la delincuencia internacional, los problemas familiares llevados a su extremo) que exagera tanto con los personajes como con las situaciones (Valle-Inclán utilizaba la misma técnica) para sobrellevarla mejor.
La verdadera violencia es que no se pueda decir en la calle lo que se opina, que se desplace a millones de personas por falta de trabajo, que se acumule miseria en un país lleno de riquezas (los importes de corrupción lo atestiguan), que ninguna brigada financiera se pregunte cómo se pueden reunir 2,5 millones de euros en menos de 24 horas… y no sigo, que voy a ser yo el que me ponga violento. Del tradicional “pan y circo”: lo dramático hoy es la total ausencia de “pan”, incluso de harina. Only God forgives es la parte “circo”. Y menos mal que lo tenemos para compensar. Pero tranquilos porque no es de verdad, es de mentirijillas. A mí lo que verdaderamente me produce pavor es la otra violencia.