Esther Olivé tiene veintiocho años y hasta hace poco trabajaba como cajera en tiendas de ropa en Mallorca. Lo dejó para estudiar un curso de Formación Profesional en Administración y Gestión de Empresas. Aprovechó también para retomar una afición con la que había empezado a coquetear a los diecinueve años: la fotografía erótica. La había abandonado porque nunca había sido capaz de rentabilizar sus desnudos, y ahora, pese al nuevo impulso, tampoco encontraba un encaje para ese tipo de imágenes en su Instagram. Hasta que en abril se abrió un perfil en Onlyfans: “Un chico me preguntó [a través de un mensaje en Instagram] si tenía cuenta, averigüé qué era y se me encendió la bombilla”. Ahora Onlyfans es su principal fuente de ingresos.
Pero Olivé insiste en que no hace porno, sino “contenido erótico”: “Lo único explícito ―desnudez sin censura en el argot del porno― que vas a ver ahí es topless, como en la playa”. Su caso resume a la perfección el boom que ha vivido Onlyfans en los últimos meses: jóvenes desempleados, estudiantes o en una situación laboral precaria, sobre todo mujeres, se han lanzado a publicar fotografías y vídeos eróticos en esta suerte de red social que está dina...
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Nombre de usuario Contraseña Recordar cuenta Recordar contraseñaOnlyfans, la revolución del porno amateur fue publicado en El Orden Mundial - EOM.