Nos encontramos en el umbral de una revolución tecnológica de los datos por los aparatos que tenemos en la manos, tanto wearables como smartphones.
Estos pequeños superordenadores que nos permiten obtener enormes cantidades de datos han cambiado la forma en la que nuestra sociedad se relaciona y comunica entre sí. Pero, ¿y si pudiéramos relacionarnos de una forma más cercana con nuestros gobiernos?
La política no va a desaparecer en un futuro próximo, tampoco el poder o el dinero.
La invitada de esta semana, Beth Noveck, asesora de Gobierno Abierto de EE.UU y Reino Unido, estuvo dentro del equipo que hace tres lanzó en Estados Unidos un proyecto para abrir las puertas de las democracias occidentales a los ciudadanos, que cada vez más demandan un progreso de sus gobiernos.
Para disminuir esta distancia en la sociedad se recurrió a los datos, que en su conjunto forman lo que conocemos como Open Data, gracias al cual podemos tener un control del dinero público, localización de un crimen, ahorro energético, mapa de accidentes de tráfico o conocer la calidad del aire o agua. Datos que hasta ahora eran de dominio privado pasaran a ser parte de la sociedad para crear una cultura más participativa.
Un caso de éxito de esta tendencia es por ejemplo las evacuaciones realizadas en helicóptero en Londres, ya que mediante una aplicación que funciona gracias al Open Data, permite a todas las personas cualificadas en primeros auxilios o rescates, y que estén fuera de su turno, acoplarse a la acción para salvar decenas de vidas al año.
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