Murray venció a Federer en las semifinales de Australia 2013
Han pasado alrededor de 365 días, pero una derrota amarga es capaz de perdurar en la mente de un tenista el tiempo que haga falta. Normalmente, hasta que consigues vengarte. Es el caso de Roger Federer y Stanislas Wawrinka. Ambos jugadores suizos tendrán como rival en cuartos de final a sus verdugos de hace justo una temporada. Aquellos que les hicieron besar la lona en 2013 en suelo australiano. En aquella ocasión, Andy Murray eliminaría al ex número uno en semifinales, mientras que Novak Djokovic haría lo mismo con Stan en octavos de final.
Este vez no será ni en cuarta ronda ni en semifinales, será en cuartos de final, algo más intermedio, pero las ansias de revancha permanecen de igual forma en la mente de los helvéticos. Roger Federer llegaba a aquellas semifinales del Open de Australia 2013 de derrotar en cuartos precisamente a Jo-Wilfried Tsonga, al que ha ganado hace unas horas repitiendo el resultado pero en octavos. La cadena se repite un año después: vencido el francés, llega el británico. Murray fue el claro dominador de aquel encuentro desde un principio, pese a que la experiencia del suizo en los tiebreaks hizo que la cita se alargara hasta el quinto set. Finalmente, el escocés conseguiría la victoria (6-4, 6-7, 6-3, 6-7, 6-2) y accedería a la final, privando a Roger de competir en busca de su 18º Major. Justo aquella semifinal de Grand Slam ha sido la última que el Expreso Suizo ha disputado desde entonces.
Djokovic superó a Wawrinka en octavos de final de 2013
Por su parte, Stanislas Wawrinka realizó en aquellos octavos de 2013, lo que muchos opinan que es el mejor partido del suizo en toda su carrera. Consistente desde el fondo de pista, seguro en los intercambios y con su revés ejerciendo de auténtico depredador. Desgraciadamente, ni aún con esas le sirvió para celebrar el triunfo. Novak Djokovic, amo y señor del torneo aussie (campeón en los tres últimos cursos), apretó los dientes en el momento decisivo, allí donde los muy buenos se diferencian de los buenos, para lograr coronarse en una batalla épica que le permitió seguir vivo en el cuadro. El marcador lo dice todo: 1-6, 7-5, 6-4, 6-7, 12-10. Más de cinco horas de partido y no se trataba de la final. Ni siquiera de la semifinal. Aquella noche el Rod Laver Arena presenció la reconversión de Wawrinka hacia lo que acabaría siendo a final de temporada, un Maestro. De juguetear entre las 20 primeras posiciones a ser un fijo en el top ten y habitual en las rondas finales de los grandes torneos. Una explosión que el mundo del tenis esperaba desde hace tiempo.Ahora la historia ha cambiado. Federer ha dejado de ser un alma en pena sobre la pista, lento, líder en errores no forzados, alguien a quien cualquiera le podía buscar las cosquillas. Su horroroso 2013 le ha abierto los ojos, mejor tarde que nunca, para ponerse las pilas y empezar el nuevo año con ilusiones renovadas: finalista en Brisbane y en cuartos de final del Open de Australia sin ceder un solo set. En el banquillo de Wawrinka la revolución ha sido más notoria si cabe. Cabeza de serie en cada pista que pisa, campeón en Chennai en su primer torneo de 2014 y también en cuartos de final de Melbourne dejando una sensación de superioridad sobre sus rivales. El de Laussana llega con la victoria entre ceja y ceja y con ganas de demostrar que su tope no es estar por debajo de los seis mejores del mundo.
La venganza está a punto de comenzar, uno empezará a afilar los dientes esta misma noche, el otro deberá esperar hasta mañana. Un serbio y un escocés son los objetivos, curiosamente, los dos que finalmente jugarían la final de Australia en 2013. Campeón y subcampeón pueden empezar a temblar, ya que es posible que durante las próximas horas se vean inmersos en un revés inesperado. Un revés suizo.
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