Viendo esta película sin saber quien la dirige alguien podría pensar que su realizador es del montón, funcional, eficaz y con estilo genérico, pero sorprendentemente quien está tras las cámaras es el responsable de películas tan vertiginosas e ingeniosas como Snatch. Cerdos y diamantes o Sherlock Holmes. Aún así no estamos ante un largometraje desdeñable ya que goza de la simpleza narrativa del cine de espías de los noventa para que se pueda disfrutar sin necesidad de comerse el coco, y pese a no ser demasiado original, resulta coherente y carente de fallos de guion evidentes. A todo esto le sumamos un simpático y carismático reparto, y lo que nos queda, aunque no pase a la historia del séptimo arte, está aprueba por encima de la larga lista de interminables remakes y secuelas de hoy en día.
Mi puntuación: 5/10