Tras “La revolución de los modestos”, que terminó con llegada al poder del tripartito PCE-CIU-Falange, España se encuentra envuelta en una tormenta política y social que, según algunos analistas, podría desembocar en la II Guerra Civil Española. Peperos y sociatas, que aún presiden algunos gobiernos autonómicos, intetan, con poco éxito, ejecutar un plan que derroque el régimen neo-comunista de Joan Laporta. El presidente no-electo ha llevado al país a una situación de caos total al aumentar la jornada laboral hasta un máximo de 25 horas diarias. El Madrid ya no gana ligas, el Barça juega en Segunda, y, los dos nuevos “grandes”, Alcorcón y Real Unión de Irún, se disputan todos los títulos.
En este enrarecido ambiente, el escritor Alfonso Rabanal, considerado “autor joven” por algunos críticos literarios, gana el celebérrimo Premio Planeta. El día del fallo (del fallo oficial, puesto que la organización le había comunicado la concesión dos años antes) Rabanal se presenta en el Palacio de Congresos de Madrid completamente desnudo (para reivindicar la legalidad de las playas nudistas asturianas, según aduce) y el público reconoce su gesto con una ovación unánime que se prolonga durante más de diez minutos. Una vez en la tarima afirma: “Me suda la polla este premio de mierda”, consiguiendo otro pedazo de ovación. Cuando los aplausos se desvanecen, el columnista del diario Qué País, José Ángel Barrueco, el famoso poeta y narrador Vicente Muñoz Álvarez y el conocido cuentista Patxi Irurzun, compinches todos ellos del escritor leonés, despliegan en el patio de butacas una enorme pancarta que reza: “¡Bufa selección!”. El escándalo es tal, a nivel mediático, que el presidente del CGPJ, Raúl González Blanco, elegido a dedo por el régimen laportista, ordena detenerlos a todos.
Recluidos en la cárcel de Topas, donde coinciden con Maradona, Dinio, Nicholas Cage y Pepe Viyuela, los miembros del grupo de escritores neo-revolucionarios idean, organizan y ejecutan la conocida “Operación Resaca/Hankover”, un motín que se extiende más allá de los muros de la cárcel y que termina por desembocar, a la postre, en la famosa “Revolución de los papeles”.
El alzamiento popular, tras días de lucha fratricida, consigue derrocar a Laporta y sus súbditos, pero, como contrapartida, conduce a la administración española a una débil e incómoda situación de vacío de poder donde impera la anarquía. Este extraño e inaudito panorama sociopolítico es el que permite a las milicias autonómicas, gestionadas por los nazguls locales (los Areces, Fragas, Aguirres, Herreras, Ibarras y demás), dominar impúnemente, por medio de concesiones de concursos públicos, las provincias que dominan. La situación es tan preocupante que las tropas de la OTAN, capitaneadas por Obama Jr, deciden intervenir sin pedir nada a cambio. Tras dos meses de bombardeos, los militares internacionales recuperan el estado de normalidad y nombran un gobierno provisional presidido por el presidente honorífico de la R.A.E, Enrique Vila-Matas, y el exjugador de Osasuna Patxi Puñal.
Poco después de la firma del “Tratado de Leganés”, que certifica el armisticio, y de la implantación de la República Cultural Española, el presidente vitalicio de la Unión Europea: Durão Barroso, pronuncia en rueda de prensa la ya mítica frase de: “nos hemos cargado España, pero, al menos, hemos recuperado la honestidad literaria del país”.
N de A: A día de hoy, lo único que sobrevive de la vieja España es la serie "Cuéntame".