Leo en un foro de Internet una frase que me ha gustado:
"Conservemos nuestras bocas cerradas y nuestras plumas secas hasta que conozcamos los hechos".La recita un forero que le anima a otro a operarse de rubor facial. A la conversación se van sumando otros que le animan a quien hace la consulta a operarse en Barcelona. Hasta una operación, a simple vista tan sencilla, da un poco de reparo. Ya no digamos cuando los que te animan a operarte son médicos, y te animan porque, o lo aceptas, o te mueres.A veces, quienes se inventan un tumor son los propios médicos. Y tal es su obsesión que, no se detienen hasta operarlo. Es decir, operan de nada, de una sombra, de un por si acaso, de un algo sin especificar...No, no estoy elucubrando. M.S.L. fue operado de un cáncer que nunca tuvo, lo que le provocó una lesión duodenal de la que también tuvo que ser operado. Deshauciado por los médicos tuvo que jubilarse anticipadamente y sufrió un estado de preocupación y desasosiego constante durante doce años. La Consejería de Sanidad valenciana fue condenada a pagar 114.192 euros a un enfermo que fue operado de un tumor inexistente.El tribunal hace mención a los años en que el enfermó estuvo esperando “el fatal desenlace”.