Durante la Segunda Guerra Mundial, un comando secreto de las fuerzas aliadas recibe información sobre una nueva y poderosa arma que el Tercer Reich va a usar contra Inglaterra. Es entonces cuando deciden preparar a un pequeño grupo de soldados para infiltrarse en una fábrica subterránea, dónde se cree los nazis están trabajando en algunas armas que podrían cambiar el curso de la guerra.
Durante la década de los sesenta, se estrenó una gran cantidad de thrillers de espionaje y cintas bélicas situadas en la Segunda Guerra Mundial, las cuales se caracterizaban por contar con altos presupuestos, y estar protagonizadas por un largo grupo de estrellas consagradas, quienes en algunas ocasiones solo participaban con breves cameos. Precisamente sería el director Michael Anderson, responsable de la cinta que hoy nos ocupa, quién se haría cargo de al menos tres de estas superproducciones. En el caso de “Operation Crossbow”, la película se centra en los esfuerzos de un grupo de operativos británicos, y algunos norteamericanos, por encontrar y destruir los cohetes V1 y V2 que los nazis desarrollaron y comenzaron a utilizar al final de la guerra. En el desarrollo del guión estaría involucrado el prestigioso guionista Emeric Pressburger, cuya carrera en aquel entonces se encontraba en un punto bastante álgido. Su delicado estado financiero, lo llevó a aceptar la tarea de reescribir el guión escrito por Derry Quinn y Ray Rigby, quedando solo unas pocas semanas para que comenzara la filmación del film. Agobiado por la escases de tiempo, Pressburger realizó una serie de cambios de forma apresurada, logrando entregar el guión final solo unas horas antes del comienzo del rodaje. Por el temor que le producía el hecho de que su carrera se hundiera aún más por un guión escrito a la rápida, Pressburger decidió ocupar el seudónimo de Richard Imrie, el cual volvería a utilizar en su siguiente trabajo.
Como mencionaba anteriormente, la cinta se sitúa en el último tramo de la Segunda Guerra Mundial, cuando tras recibir una serie de fotografías aéreas que parecen indicar que los alemanes están fabricando armas de larga distancia, el Primer Ministro Winston Churchill (Patrick Wymark) le encarga a Duncan Sandys (Richard Johnson), uno de sus ministros, el reclutamiento de una serie de voluntarios con conocimientos de ingeniería e idiomas, con el fin de infiltrarlos en la que se cree que es la fábrica en la que se están construyendo estás nuevas armas, cuyo único fin era retrasar el ya casi inevitable derrocamiento de nazismo. Eventualmente el ejército británico escoge a tres soldados que parecen cumplir los requisitos principales: el teniente norteamericano John Curtis (George Peppard), el británico Robert Henshaw (Tom Courtenay), y el holandés Phil Bradley (Jeremy Kemp). Con un escaso tiempo a cuestas, estos tres hombres son preparados para asumir la identidad de tres colaboradores de los nazis que han muerto durante la guerra, para luego adentrarse en territorio francés para ser llevados por reclutadores alemanes, a la tan buscada y temida fábrica subterránea.
Evidentemente, la misión se irá complicando a medida que pasa el tiempo, no solo por el hecho de que el lanzamiento de los cohetes está por acontecer, sino porque además los improvisados espías tendrán que solucionar algunos imprevistos para los que no estaban preparados. Es aquí cuando entra en escena Bamford (Anthony Quayle), un agente doble que está bastante ligado a la fabricación de los cohetes, y Nora (Sophia Loren), la hermosa mujer del hombre que está siendo suplantado por el teniente Curtis, quién está buscando a su esposo para que le ceda la tuición de sus hijos. En relación a esto, puntualmente a la participación de Sophia Loren en la cinta, cabe mencionar que su papel es más bien pequeño y responde a la petición que le hizo su marido Carlo Ponti, quien además es el productor de este film, quien creía que la sola presencia de la actriz serviría para atraer más gente a las salas de cine. Más allá de esto, si bien es evidente que la inclusión de su personaje tiene como principal objetivo imprimirle ciertas dosis de suspenso a la cinta, también logra humanizar al personaje de Peppard, quien hasta antes de toparse con esta mujer cae en el típico arquetipo del personaje rebelde y mujeriego, además de demostrar que en toda guerra existen víctimas inocentes, cuyas muertes en ocasiones responden al llamado “bien común”.
Podría decirse que la cinta está conformada por una serie de episodios, en los cuales se examinan los distintos aspectos de todo este operativo. No solo se hace hincapié en el sistema de espionaje aéreo del ejército aliado, y en la toma de decisiones al interior del gobierno británico, sino que también existe un segmento del film el cual se centra en los experimentos fracasados del ejército nazi, y en las consecuencias que estos tuvieron para sus propios soldados. Es precisamente en este tramo de la película, que la etiqueta de villanos con la cual usualmente se identifica al ejército nazi, desaparece por algunos minutos para identificarlos únicamente como hombres cuyas órdenes les costaron la vida. Es a través del entrelazamiento de esta serie de “segmentos” que durante la primera mitad de la cinta, el espectador se entera de la situación a la que tendrán que enfrentarse los protagonistas. Ya durante el segundo tramo de la película, esta se mete de lleno al trabajo de espionaje en terreno, primero al interior de un hostal vigilado de cerca por los nazis, y luego dentro de la fábrica, dónde además ocurren prácticamente todas las escenas de acción que presenta el film.
En el ámbito de las actuaciones, el elenco en general realiza un buen trabajo, con la excepción de Sophia Loren, cuya interpretación de una mujer que sin querer se ve enfrentada a la posibilidad de perder la vida con el fin de salvaguardar la operación de espionaje británico, resulta poco creíble por momentos, especialmente porque la actriz cae en la sobreactuación. En el aspecto técnico, la cinta cuenta con un espléndido trabajo de fotografía de Erwin Hillier, y la atmosférica banda sonora del compositor Ron Goodwin, quienes en conjunto logran darle un mayor dramatismo a determinadas escenas. Por otro lado, un aspecto destacable de film son sus efectos especiales y la selección de locaciones, elementos los cuales logran darle una mayor credibilidad a la cinta. En relación a esto, Michael Anderson mostró una gran preocupación por rodar una película que se acercara lo más posible a la realidad, lo que lo llevó a utilizar material de archivo para recrear ciertas escenas en las cuales se pretende mostrar como los británicos detuvieron el inminente bombardero a su país. Lo que es aún más importante, el director tuvo una serie de discusiones con los ejecutivos de la MGM, con el objetivo de lograr que los personajes germanos efectivamente hablaran alemán y no inglés, lo que obviamente le da un toque de realismo mayor a la producción.
Si bien “Operation Crossbow” no difiere demasiado del resto de las producciones sesenteras que presentaban temáticas similares, tiene la virtud de ser una película entretenida, con un destacable apartado técnico y que cuyo ritmo narrativo resulta ser bastante fluido. Sin embargo, difícilmente podría ser enmarcada entre las mejores películas de su género. Quizás por eso, al momento de su estreno en Norteamérica tuvo una fría recepción, lo que llevó a los distribuidores a cambiar el título del film por “The Great Spy Mission”, debido a que pensaban que el título original llevaría a la gente a creer que se trababa de un drama médico, género el cual no gozaba de mucha popularidad a mediados de los sesenta. De todas formas, estamos ante una película recomendable, que ha logrado envejecer de manera digna, y que explora un tema no muchas veces tratado dentro del género del cine bélico. Como dato curioso, al momento de su estreno, Duncan Sandys, quien en el film es retratado como el ministro responsable de la heroica operación, estaba siendo acusado de ser el principal responsable de haber destruido la industria aeronáutica británica, debido a su insistencia en la idea de que los misiles habían dejado obsoletos a los aviones como armas bélicas.
por Fantomas.