¡Hola chicos!
¿Qué hacéis? ¿Recogiendo premios? ¡Qué bonito debe de ser eso! Sobre todo cuando se hace con un buen amigo. Quizás suene un poco a moraleja de Disney esto que acabo de decir, pero al fin y al cabo vosotros, o más bien, la imagen que yo tengo de vosotros, es un poco como la de Woody y Buzz Lightyear, de Toy Story: dos personas que se encontraron, se hicieron muy amigos, y ahora disfrutan la vida a tope y son megafelices y se les nota en la cara, joder.
Os lo voy a decir desde ya: no soy un gran fan de ninguno de vosotros dos. De hecho, ya que nos estamos poniendo sinceros, yo pensé que erais dos tipos más que corrientes a los que les tocó la varita de la suerte, pero mira tú por donde el tiempo me está demostrando que no, que a lo mejor tenéis mucho más talento de lo que yo en principio pensaba.
No os parezca mal, que aquí todos somos humanos, y tenemos nuestros prejuicios. Yo tenía la idea en la cabeza de que Matt Damon era un poco como Tom Cruise, un tío guapete que no es que sea el mejor actor del mundo pero el tío cumple y tiene su público, y también tenía la idea en la cabeza de que Ben era el típico actor que normal, el actor que no destacaba por nada, que su cara te resultaba familiar pero que tampoco había hecho nunca papelones e incluso a veces me daba por pensar que era el enchufado de Damon, que las influencias del otro le beneficiaban a este, y así sucesivamente.
Todas estas ideas mías empezaron a cambiar un poco con vuestros trabajos con Kevin Smith. Pero a peor. Ahí empecé a pensar que además de todo lo que ya pensaba, ahora resulta que también erais “los típicos graciosillos”. Somos colegas y somos graciosillos, qué bien nos lo pasábamos, pues a mí me caéis mal. Sí, esto era lo que yo pensaba, de los dos, sin distinciones.
Y eso que para cuando yo ya tenía bien enraizada mi idea de que simplemente fuisteis amigos con suerte que se fueron metiendo en el mundillo del cine pero que no valían ni tres duros ya teníais los dos un Oscar por vuestro guión de El Indomable Will Hunting, pero la verdad, a día de hoy yo todavía no he visto esa película, y viendo algunos Oscars que se han repartido a lo largo de la historia de estos premios, un Oscar, así, esporádico, tampoco viene a demostrar nada. Y que me seguíais cayendo mal.
Pasaban los años y las noticias que me llegaban a mí sobre vosotros, porque yo no me molestaba en informarme sobre vuestras vidas pero a veces ciertas cosas trascienden demasiado y al final te enteras, no ayudaban a que dejara de veros como un par de pringaos: que si Affleck es alcohólico, que si se compromete con Jennifer López… este era un juergas. Y en cuanto a Matt Damon, por aquellas fechas, más o menos, se convertiría en el mítico Bourne, lo que no hizo sino acentuar mi idea de que este era un poco Tom Cruise, que solo valía para hacer películas de acción destinadas a un público muy concreto entre el cual yo nunca me encontré. Y ya sabéis lo que opino yo de Tom Cruise. Y si no lo sabéis, os lo digo: el tío es un idiota y me cae mal.
Que os tenía manía, y que no sé por qué, pero evitaba todo tipo de contacto cinematográfico con vosotros… hasta que Ben Affleck se puso a dirigir. Corría el año 2007 cuando llegaba a nuestros mejores cines la película Adiós, pequeña, adiós. Yo tenía un novio por aquel entonces también. Y fui mi novio de aquel momento el que me dijo: “oye, que Ben Affleck es lo mejor del mundo y su película lo demuestra”. ¿Vi la película? No, no vi la película, porque le tenía
una manía horrible a Ben Affleck. ¡Pero! Empecé a mirar a Affleck con otros ojos, con unos ojos así entreabiertos entrecerrados, chino style, con ojos de sospecha, con esa mirada de “te estoy observando de cerca para ver qué haces”.Y va el tío y lo que hace es The Town, y essta ya sí que me la veo. Y no me parece lo mejor del mundo pero tampoco me decepciona. Y entonces me planto yo ante un espejo de mi casa, a media noche, con tres velas rojas encendidas, desnuda, con unas tijeras en la mano, y me veo a mí misma diciendo: “a ver si va a ser bueno, el chico este, a ver si va a saber lo que está haciendo”.
Pero espérate, que no acaba aquí el lío. Que hace unos meses coge Ben Affleck y se hace una nueva película, la estrena, la ponen en los cines, me niego a ir a verla porque The Town solo fue una excepción y sigo sintiendo repeluco por el trabajo de esta pareja de actores superamigos, la nominan para los Globos de Oro, la nominan para los Oscars, gana Ben Affleck el Globo de Oro a mejor director, gana la película el Globo de Oro a mejor película drama y ya llega un momento en el que yo tengo que decir: se acabó. Hasta aquí hemos llegado.
De hoy en adelante, queridos Matt Damon y Ben Affleck, os respeto. No os admiro, pero os respeto, reconozco vuestro talento y encima siento envidia de que dos amigos de la infancia, que tantas veces debieron soñar con llegar a ser alguien dentro del mundo del cine estadounidense, hayan hecho su sueño realidad y encima conserven su bonita amistad y puedan celebrarlo juntos.
A ver si veo Argo.
@perradesatan