Querido Tony:
No le salen a una las palabras en mañanas como estas. De alguna extraña manera, hasta se siente raro despertarse en Nueva Jersey sabiendo que ahora Tony Soprano ya es leyenda, aunque bueno, Tony, tú ya lo eras. Anthony Soprano era ese tipo de personaje que sin haber visto siquiera la serie ya conocías, ya sabías de sus chanchullos, podías intuir qué tipo de hombre era, aunque por mucho que quisiéramos no nos podíamos ni imaginar qué significa Tony Soprano hasta que le dabas al play para ver el primer capítulo de la famosa serie.
Afortunadamente para mí a la segunda fue la vencida, y digo afortunadamente porque ni siquiera me ha dado tiempo a terminar la serie (esto que te acabo de contar de que me siento y me hablo a mí misma sobre ver determinadas series me pasó como hace un mes) y ya siento a Tony Soprano como parte de mi familia. Ya me intereso por él con el mismo cariño que te interesas por cómo le va a tu tío o a un buen amigo. Ya río contigo y veo tus chanchullos como inocentes travesuras, como si solo fueras un chiquillo que tiene que hacerse notar de vez en cuando.
Aunque de chiquillo poco, por no decir nada de nada. De hecho yo diría que Tony Soprano, hasta donde lo conozco por ahora (vuelvo a repetir que no he terminado la serie, ni siquiera he pasado el ecuador) es el hombre de las series de televisión, que ningún otro le llega a la suela de los zapatos y me parece muy complicado que se vuelva a crear un personaje como él. Ya no son tiempos para Tonys Sopranos, ahora son tiempos para hombres que ya no dan la cara, hombres hipócritas que se enmascaran tras una capita de dignidad y que ya no valoran nada, ni se interesan por nada que no sean ellos mismos.
Esta mañana ya no se habrá despertado Tony Soprano con una pistola ni se habrá sentido el elegido, ni habrá tenido esa luna azul en su mirada. Pero por suerte para nosotros, aunque esta mañana Tony no haya podido levantarse de la cama, seguramente mañana lo volverá a hacer, y se volverá a levantar cada vez que alguien vaya a su estantería y su mano se mueva inconscientemente hacia su colección de Los Soprano, cada vez que alguien, haciendo zapping, se encuentre un capítuloy se quede a verlo, cada vez que alguien decida por fin que ha llegado el momento de ver “la mejor serie de la historia”, o cada vez que alguien venga a Nueva York y se pare a ver las fotos de Tony Soprano en aquella pizzería de Little Italy.
Parece mentira, pero esta mañana nos hemos despertado todos un poquito huérfanos. Yo la primera.
@Perradesatan