La familia Badri ha escapado de Beirut para construir su utopía particular lejos de la polución y la conflictividad de la gran urbe. Pero este oasis de resistencia al capitalismo global se ve amenazado por los avances de un vertedero cercano y las grietas internas dentro de la familia.- ESTRENO EL 28 DE MAYO-
Costa Brava, Líbano de Mounia Akl y con guion de la propia Mounia y de Clara Roquet es una película con muchos prismas, muchos ángulos, muchas perspectivas y unos personajes con tanta fuerza que abruman.
Vemos como la hermana de Walid (la cabeza de familia) vende unos terrenos para hacer un vertedero que según el presidente del Líbano será legal y ayudará a un país en crisis de residuos, laboral, etc.
A raíz de esta venta y de la llegada de los obreros vemos a cada uno de los miembros de esta familia de una forma distinta.
Creo que la llegada de la basura y la salida a la superficie de todo lo que la gente desperdicia es una metáfora de como es esa relación entre Walid y su mujer Soraya.
Por un lado, parece que todo en esta pareja está bien y no pasa nada, pero conforme van pasando los minutos nos damos cuenta de que no, de que hay algo más interior, algo más que no nos cuentan.
Soraya ( Nadie Labaki) es la sombra de lo que fue un día y extraña volver a la ciudad, al bullicio, a no estar de vida contemplativa.
Las hijas del matrimonio son tan distintas que asustan, ya que Talia ( Nadia Charbel) va a cumplir 18 años y está viviendo su primer despertar sexual, su primer auto conocimiento de su cuerpo y de ella , pero en silencio, aunque su abuela siempre se da cuenta de todo lo que ocurre, aunque apenas pueda o quiera hablar.
Por otro lado, el personaje de Rim ( Ceana Reston) me fascinó, ya que se toma la vida en serio, pero también tiene esa mirada curiosa, limpia, pregunta demasiado y es entrañable.
Tanto Clara Roquet como Mounia Akl han hecho un guion fantástico y que me ha embelesado. Estamos ajenos a lo que sucede en Beirut, pero al mismo tiempo estamos con los nervios de punta por lo que pueda ocurrir en este lugar remoto.
Otra de las cosas que conocemos de Soraya ( Nadie Labaki) es su profesión, pero sus hijas parece que desconozcan lo que fue su madre, pero a través de Talia ( Nadia Charbel) y su curiosidad llegaremos a vislumbrar lo que Soraya necesita.
El pasado de esta familia está diluido en el mutismo, tras la música del pasado, tras decisiones tomadas, pero hay cosas que tras terminar la producción te quedas con incógnitas, te hacen dudar de lo que ocurrió en el pasado y que ha repercutido en el presente.
Costa Brava, Líbano es una producción delicada, detallista y llena de matices. Es una película con la que sonríes, pero también es dolorosa.
Me ha gustado mucho y la he disfrutado enormemente, ya que he visto una película generacional, con varias visiones de Líbano...
La volvería a ver, ya que creo que se me ha olvidado muchas más cosas que han pasado desapercibidas para mí.
Pd- Otra metáfora que he visto en Costa Brava, Líbano es como se van secando las plantas, pero sucede en cada conflicto de esta familia.