Revista Cultura y Ocio

Opinión de damisela de elana k. arnold

Por Miss_cultura @miss_cultura
OPINIÓN DE DAMISELA DE ELANA K. ARNOLD
La tradición ha existido desde que se tiene memoria: cuando el padre del príncipe heredero fallece, éste deberá aventurarse en las tierras más inhóspitas, vencer a un dragón feroz y rescatar a una doncella para hacer de ella su prometida. Así es como ha sido siempre, como tiene que ser.
Sin embargo, cuando nuestra damisela despierta en los brazos del príncipe Emory, ella nada sabe sobre esto. No tiene recuerdo alguno de lo que sucedió antes de ser capturada por el dragón, o de los horrores a los que debió enfrentarse en su guarida. Ella sólo conoce a este atractivo príncipe, la historia que él cuenta de su rescate y el destino que le espera a su lado.
Pero tan pronto como pasa la primera noche en el reino de Harding, comienza a darse cuenta de que no todo es lo que parece, que hay muchos misterios desconocidos acerca de las leyendas de los dragones y las damiselas en peligro, y que la mayor amenaza para su vida empieza a partir de ahora.

El rey de Harding ha muerto y, siguiendo la tradición, ha llegado el turno de su hijo de ganarse su derecho a heredar el trono. Para ello, el príncipe Emory debe encontrar un dragón, vencerlo y rescatar a la damisela que vive presa en su castillo, para así convertirla en su esposa. Tras una lucha encarnizada, Emory logra su objetivo y, poco tiempo después, la damisela se despierta en sus brazos, desnuda, indefensa y sin un solo recuerdo que le dé una pista sobre quién es o dónde ha estado toda su vida antes de ser rescatada por el príncipe heredero. Como incluso carece de nombre, Emory la llama Ama y le promete que cuidará de ella durante el resto de su vida. Ama, que nada sabe, no puede más que confiar en él, pero muy pronto se dará cuenta de que hay algo que falla en su apuesto príncipe. Estas sospechas irán creciendo cuando llegue al reino, cuando se acomode en el palacio y empiece a trabajar duro para encajar en un papel que le han otorgado sin preguntarle si lo quería.
Toda la novela sigue más o menos los hitos típicos en la trama de un cuento de hadas tradicional (rescate de la damisela, llegada al reino, preparativos de boda…), así como el ritmo ágil y el modo de narrar este tipo de historias. Sin embargo, dentro de este esquema preestablecido, Elana K. Arnold se detiene en el personaje de Ama y en los cambios que va sufriendo a medida que pasa más tiempo en el reino. La evolución más visible, obviamente, es la que se produce en su físico, pero la más importantes es la de su interior, lo que va sintiendo a medida que se da cuenta de todo lo que está mal a su alrededor, de todas las piezas que no encajan y que, de hecho, no está dispuesta a hacer encajar. Si lo leemos un poco entre líneas, podemos extrapolar fácilmente ciertos aspectos de la vida de Ama al papel de la mujer en una sociedad machista.
Sobre el resto de personajes, la autora pasa un poco por encima, presentándolos solo de forma superficial. Incluso a Emory, aunque lo que muestra de él me resultó más que suficiente para cogerle mucho asco prácticamente desde el principio. Lo que sí me pareció bastante interesante fue el papel de la reina madre y el contraste que se crea entre ella y Ama, representando una especie de salto generacional entre ellas.
El final me lo esperaba, aunque de todos modos me ha gustado, por lo potente que es, aunque quizá resulte un tanto abrupto.
Toda la historia se desarrolla en un ambiente sombrío, angustioso y constreñido, que contagia enseguida al lector. Yo lo he pasado mal con algunas escenas, sobre todo con la parte relativa a Martirio y su «adiestramiento».
Damisela es una reinterpretación oscura y un tanto macabra de una de las premisas más utilizadas en los cuentos de hadas (el príncipe que rescata a la princesa encerrada en la torre más alta del más alto castillo), con escenas explícitas y un lenguaje bastante duro en ocasiones. Me ha recordado un poco al estilo de los Videocuentos Infantiles de Planeta DeAgostini que tenía de pequeña, una colección de películas que contaban quizá las versiones más cercanas a las de los cuentos clásicos, sin edulcorar, y que no entiendo cómo no terminamos todos los de mi generación traumatizados con algo tan terrorífico. En este caso, la propia editorial advierte en la contraportada del libro que está recomendado a partir de dieciséis años. Un cuento de hadas New Adult, podríamos decir. Si os gustan este tipo de historias, no os la podéis perder. Yo lo he disfrutado mucho.
Opinión de Inés Díaz Arriero


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