*Traducción de Georgina Dritsos.Riley tiene once años y cree en los Susurros: hadas mágicas que te conceden deseos si les rindes tributo. Y Riley tiene muchos deseos: desea que los abusones de la escuela dejen de molestarlo; desea agradarle a Dylan, el chico de octavo curso que le gusta, y también desea dejar de mojar la cama. Pero, sobre todo, Riley desea que su madre regrese a casa. Desapareció hace unos meses, y él está decidido a resolver el caso. Incluso se reúne con Frank, un detective, para repasar su declaración de testigo una y otra vez.
Frustrado por la falta de avances en la investigación, Riley decide encargarse él mismo del asunto. Así que se va de acampada con su amigo Gary para encontrar a los Susurros y pedirles que traigan a su madre de vuelta a casa. Lo que Riley no imagina es que ese viaje cambiará su mente y sus creencias para siempre.
Me resulta muy complicado hacer una reseña de este libro y explicar la cantidad de aspectos que trata sin destripar los giros de trama, pero allá vamos.
Al abrir El bosque de los susurros, nos recibe un cuento breve acerca de los Susurros, unos seres mágicos que habitan en el bosque y cumplen deseos a cambio de la entrega de tributos. El mismo cuento que la madre de Riley le solía contar cada noche hasta el día que desapareció.
Ahora Riley tiene once años y hace ya cuatro meses que su madre no está en casa. Y, aunque él sigue reuniéndose de manera periódica con "el peor inspector de policía de la historia" para repasar una y otra vez lo que sucedió aquella tarde, sigue sin haber pistas acerca de su paradero.
En su casa, las cosas están cada vez más tensas. Su padre ya no le quiere, pues parece avergonzarse de encontrar las sábanas de su cama mojadas cada mañana; su hermano sigue siendo tan idiota como siempre; y las pastillas que toma la abuela, a veces, apagan su mente como si realmente ni siquiera estuviera allí. Y eso que nadie sabe lo que hizo...
Por suerte, todavía le quedan su fiel perro, su mejor amigo Gary y su superhéroe personal, aunque todos ellos también parecen estar un poco raros últimamente.
Harto de la falta de avances, Riley decide probar suerte con la última esperanza que le queda: los Susurros. Irá al bosque, les ofrecerá el tributo más valioso que tiene y pedirá a cambio que le digan dónde está su madre.
La ambientación que ha creado Greg Howard es fantástica, no solo por ese bosque lleno de criaturas propias de cualquier bosque de cuento de hadas, sino porque el aura de penumbra y el amplio abanico de sonidos que se escuchan alrededor del protagonista acompañan a la perfección el estado en el que él mismo se encuentra y añaden a la lectura un extra de tensión, desconcierto y emotividad.
Toda la historia está narrada por Riley, tanto lo que va sucediendo en presente como los saltos al pasado en los que rememora momentos compartidos con su madre. Así que todo lo que sabemos, tanto de la acción de la trama como del resto de personajes, lo descubrimos filtrado a través de sus ojos y de sus oídos; los ojos y oídos de un niño de once años que está sufriendo.
Al final del libro, justo antes de los agradecimientos, encontramos una nota de parte del autor donde nos cuenta por qué surgió la idea de escribir esta historia y todo lo que Riley significa para él.
El bosque de los susurros es un middle grade delicado y desgarrador que trata con mucha honestidad temas tan importantes como la inocencia, el amor incondicional, el sentimiento de culpa, la amistad, el duelo, la identidad sexual, el maltrato en distintos ámbitos, los prejuicios y la esperanza.
Ha sido una lectura conmovedora que, aunque me ha destrozado bastante por dentro, me ha gustado mucho por la sensibilidad con la que está escrita y por los rayos de luz que se cuelan a través de las copas de los árboles del bosque en el que se encuentra perdido Riley.