Es el centro de todas las cámaras del Reino Unido.
Todos ven quién sale y quién entra. No hay detalle que pase desapercibido.
Pero ¿saben los periodistas que la primera ministra y su hija están en peligro?
El tiempo corre. Y la vida de dos personas y, tal vez, la seguridad de todo un país estén en peligro.
¿Te animas a abrir la puerta del número 10 de Downing Street?
*Traducción de Lidia González Torres.
Desde que su madre fue nombrada primera ministra de Reino Unido, la vida de Gray ha cambiado por completo. Ahora la gente la reconoce por la calle, por lo que el menor error que comete acaba ocupando las portadas de toda la prensa amarillista. Su adolescencia ha dejado de ser normal. Las fiestas se han acabado e incluso ir a clase es una tarea arriesgada. Sobre todo, cuando se entera de que una amenaza internacional sobrevuela su cabeza, la de su madre y la seguridad de todo el país.
Nadie parece confiar en Gray, todos la tratan como una niña pequeña indefensa y se empeñan en encerrarla tras las puertas del 10 de Downing Street para mantenerla a salvo. Pero, para ella, eso no es vida. Así que se pondrá manos a la obra para tratar de descubrir quién está detrás de las amenazas que está recibiendo su familia, salvar la vida de su madre y de paso demostrar que es una persona capaz, responsable y en la que se puede confiar.
Una peligrosa aventura por pasadizos en el subsuelo londinense, conspiraciones políticas, secretos familiares, acoso de la prensa, amistad y amor adolescente.
El número 10 de Downing Street no me ha parecido un thriller al uso. O, al menos, no como los que yo estoy acostumbrada a leer. En lugar de poner el foco en resolver un misterio (aunque lógicamente está la incertidumbre por desenmascarar al autor de las amenazas), se centra más en proyectar una sensación de angustia, de sentir el peligro e incluso la posibilidad de ser asesinada pisándole los talones a la protagonista. Estuve todo el rato temiendo que algo le iba a pasar en cualquier momento, pero no tenía ni idea de cuándo, cómo o dónde, así que esa inquietud fue una de las cosas que me mantuvieron pegada al libro.
La ambientación fue la otra culpable de que no pudiera dejar de leer. Nos encontramos en Londres, ciudad que adoro. Pero no en el Londres que solemos visitar, sino que esta vez recorremos el Londres subterráneo, lleno de pasadizos secretos, túneles apestosos y puertas ocultas que conectan muchos de los puntos más importantes de la capital del Reino Unido.
Estos dos aspectos unidos crean un ambiente sofocante para el lector, pero también para Gray, la protagonista, que vive encerrada en una jaula de oro, llena de todos los privilegios salvo el de la libertad y el derecho a comportarse como una adolescente corriente.
Gray es una protagonista complicada. En plena adolescencia de golpe se ve envuelta en un ambiente de política, prensa amarilla, agentes de seguridad que la siguen a todos lados... una fama que en ningún momento ha buscado y que le exige un montón de restricciones abrumadoras para una persona de su edad que no está familiarizada con ese mundo. Porque realmente ese no es su mundo, es el de la primera ministra, y Gray simplemente ha sido arrastrada allí sin poder opinar. Esto ha conseguido que la relación con su madre se debilite, hasta el punto de que ya desconfía de ella por decreto. Gray está desesperada por demostrar que no es una mentirosa, por salvar a su madre y por disfrutar, al menos un poco, de su adolescencia.
Al personaje de la primera ministra lo he odiado mucho, lo siento.
Sin embargo, Chloe (mejor amiga de Gray) y Julia (guardaespaldas) me han gustado muchísimo. Dos mujeres fuertes, decididas, valientes y siempre dispuestas a ayudar a Gray, a estar ahí para ella en cualquier situación.
El único pero que le podía poner a esta novela es que el final se me había quedado un poquito descafeinado. Cierra muchos cabos, pero, a la vez, es un final abierto con muchas posibilidades de continuar la trama. Y ahora, mientras hacía la reseña, he descubierto que aparentemente tiene algún tipo de vínculo que la saga de la autora, Night School y que, si has leído esos libros, vas a encontrar guiños a ellos.
No sé si este libro será el primero de otra saga "hermana" de la de Night School o no, pero el caso es que, de momento, como libro autoconclusivo con final abierto funciona y yo, que no tenía ni idea de la existencia de esa saga, lo he disfrutado muchísimo.
La pluma de C.J. Daugherty es ágil y directa, sabe cómo atrapar al lector de tal manera que parece que las páginas del libro se pasan solas. Los capítulos son cortos, así que el ritmo se agiliza todavía más.
El número 10 de Downing Street ha sido una lectura que me atrapó y me mantuvo enganchada desde el principio hasta el final, que leí en dos días porque no podía soltarla y que me hizo estar conteniendo el aliento cada vez que pasaba una página.