Para el estrafalario Erik Vogler, maniático del orden y la pulcritud, las cosas no podían empezar peor aquellas vacaciones de Semana Santa: en lugar del soñado viaje a Nueva York con su padre, iba a tener que pasar esos días con su abuela. Aun así, ni en su peor pesadilla el obsesivo y temeroso Erik hubiera imaginado que se vería involucrado en los asesinatos en serie que estaban conmoviendo a toda Alemania.
*Recomendado a partir de 12 años.
Los crímenes del rey blanco es el primer tomo de la serie de ocho libros que narra las aventuras (o desventuras) de Erik Vogler y me encanta cómo empieza. Nada más abrirlo, nos encontramos con una estampa de lo más visual: nuestro protagonista preparando una maleta con una pulcritud extrema. Y en esa escena que parece tan simple, además de presentárnoslo en todo su esplendor, Beatriz Osés ya nos hace sentir que conocemos a Erik desde hace mucho tiempo y que tenemos derecho a acompañarle en esta misteriosa, peligrosa y paranormal aventura.
Erik se está preparando para viajar con su padre a Nueva York. Lo tiene todo planeado al milímetro, pero sus cálculos no contaban con que su padre se confundiría al comprar los billetes y él acabaría pasando las vacaciones con su abuela, en una casa vieja y desordenada, situada en un pueblo en el que no hay nada interesante que hacer y encima llueve tanto que tienes bastantes papeletas para que se te echen a perder tus carísimos zapatos.
Allí también conocerá a Albert Zimmer, pero eso os lo cuento luego.
Durante los días que pasa en casa de su abuela, con la que no se lleva nada bien porque son muy diferentes entre sí, Erik recibirá una visitilla inesperada, que le hará obsesionarse con los asesinatos en serie que han ocurrido en Bremen. Así que nuestro peculiar, maniático y exquisito protagonista se verá envuelto en la investigación de un crimen que le pondrá en peligro, pero que también le servirá para descubrir una habilidad que no sabía que tenía.
Los crímenes del rey blanco es un thriller paranormal, lleno de intriga, salpicado con abundantes toques de humor y protagonizado por unos personajes de lo más excéntricos. Una lectura divertida, enigmática y adictiva.
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Me llamo Albert. Comencé a sospechar que mis padres eran unos monstruos mucho antes de conocer a Berta Vogler en Grasberg. Seguramente me engañé a mí mismo a lo largo de ese tiempo. Nadie en su sano juicio se habría alegrado de crecer junto a unos progenitores sanguinarios. Así que traté de obviar ciertos detalles de mi familia para llevar una vida aparentemente normal. Mis colmillos, sin embargo, siempre me acomplejaron. Sin duda, el panoli de Erik Vogler contribuyó a cuestionar mi naturaleza y mis propios orígenes. Si no hubiera sido por él, quizá no habría descubierto los demonios que me rodeaban o lo habría hecho más tarde. Desde la última vez que nos vimos, habían transcurrido algo más de dos años...
*Recomendado a partir de 14 años.
¿Os acordáis de que os he dicho hace unos cuantos párrafos que Erik conoció a un tal Albert Zimmer durante esas vacaciones que pasó con su abuela? Pues aquí le tenemos, estrenando conLa bruja de Berchtesgaden su propio spin-off.
Albert se encuentra en Ámsterdam, estudiando Criminología. Han pasado dos años desde la última vez que vio a Erik. Pero la llamada urgente del comisario Roth le obligará a regresar a Alemania para formar equipo con su viejo conocido y su abuela (yo soy muy fan de esta mujer) en la investigación de unos extraños crímenes que han dejado ya dos niños muertos y están poniendo en jaque a la ciudad de Berchtesgaden, pues un testigo afirma haber visto a una terrorífica bruja escapar por la ventana de la casa de una de las víctimas.
Este extravagante trío de "detectives" nos conducirá a través de una hilarante investigación que incluirá disfraces, pistas falsas, casos abiertos y un puñado de personajes igual de singulares (o más) que ellos. Y, por supuesto, el toque paranormal sigue presente. Es muy emocionante poder ir descubriendo las piezas del misterio a la vez que ellos e ir haciendo nuestras propias suposiciones, aunque es muy complicado acertar porque todos los personajes parecen predispuestos a engañarnos.
Además, como no podía ser de otra manera, teniendo en cuenta cómo son los protagonistas, mientras intentan trabajar codo con codo en busca del culpable, surgirán discusiones absurdas entre ellos y se darán situaciones rocambolescas que aligeran, a golpe de risa, la tensión provocada por la oscuridad de la trama. Sustitos y risas a partes iguales.
Me gusta mucho cómo escribe Beatriz Osés, el tono desenfadado que utiliza, los personajes estrafalarios a los que da voz y cómo mezcla intriga con humor, creando un cóctel perfecto de misterio cómico que te zarandea todo el rato entre la tensión, la incredulidad y la risa. ¡Genial!
Solo me queda mencionar que las ilustraciones de cubierta de ambas series son de Iban Barrenetxea y me parece una pasada el modo tan fantástico en el que ha plasmado los excéntricos caracteres de los personajes.