Revista Cultura y Ocio
Después del triunfo de los espectáculos Cocorico, Jungles y Fair-Play en el Festival de Otoño, Patrice Thibaud vuelve al Institut Français con un homenaje a sus raíces españoles : Franito. Está acompañado de Fran Espinosa, bailaor español formado por la famosa bailaora Marilo Regidor, laureado de numerosos premios tales como el Premio nacional de baile “Peña Flamenca de la Perla de Cádiz” en 2001 y el Premio Carmen Amaya del famoso Concurso Nacional de Arte flamenco de Córdoba en 2007.Patrice Thibaud interpreta a una madre española, personaje que interpreta durante todo el espectáculo, sin jamás abusar de su superioridad, incluso en los momentos en los cuales el cuerpo escapa a su propietario para transformarse en gallina o en canario. Fran Espinosa, interpreta a un chico sabio y dócil cuyos pies no pueden parar de moverse.Lejos de toda caricatura, Franito es un homenaje burlesco y tierno al arte flamenco. Un arte que sublima aquí los gestos del cotidiano que se convierten en casco, cabeza de caballo o en toro. Evoca temas fuertes como el amor y la muerte tras una obra cómica y burlesca.Acompañados del guitarrista Cédric Diot, Patrice Thibaud y Fran Espinosa contaron la relación a veces complicada entre una madre española y su hijo prodigio.
Franito es un espectáculo a otro nivel al que estamos acostumbrados a ver, un espectáculo que une el flamenco con el burlesque y lo hace de forma delicada. Con un humor universal que podrá entender todo el mundo y todas las edades, Franito es una obra de teatro tierna, simpática y sencilla pero llena de momentos mágicos que envolverán al espectador. Tanto Franito como su madre son personajes que cautivarán al crítico más férreo porque la historia que narran entre bailes, zapateados, onomatopeyas, sonidos...es especial y todos se podrán sentir identificados de una forma u otra.
Patrice Thibaud y Fran Espinosa hacen un trabajo delicioso en todos los aspectos es difícil no enamorarse de Franito desde el segundo uno. A su vez es extraño no reírse de verdad con una carcajada sincera que te sale sin forzar nada desde el minuto uno. El baile de Fran es una exquisito y lo que no se puede decir hablando los pies de Fran y sus gestos lo dicen todo. En el caso de Patrice su cara es el espejo del alma como bien dice la frase y él hace que el espectador se fije en su expresión y no deje de admirar lo que hace aunque solo sea un simple estornudo. Otra de las cosas de las que me fijé ayer al ver Franito fue de la escenografía tan cuidada, de la música en directo de Cédric Diot y del juego de luces que deleita al espectador porque según el estado de ánimo o según lo que este sucediendo en la casa de esta madre e hijo las luces están de una tonalidad u otra. Hablaba antes de la música en directo, hay varios momentos en los que Patric y Cédric interactúan con solo la música de por medio y es una gozada ver como incluso hasta este detalle está pensado al milímetro.
Franito es de las obras de teatro que cambian tu estado de humor, un espectáculo en el que entrar de una forma y sales de otra, te dejas los problemas en la puerta y lo gozas enormemente. No os puedo decir gran cosa porque tampoco os quiero contar todo solamente que si sois de Madrid y hoy no tenéis planes, os acerquéis al Institut Français de Madrid para ver Franito Creo que es de esas obras que hay que ver una vez en la vida.
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