Acompañado por Nu y Lóriga, dos insólitos viajeros venidos del País de los Ralicias, y por By, una chica capaz de predecir el futuro, Lobías Rumin atravesó el Valle de las Nieblas siguiendo el vuelo migratorio de las abejas Morneas. Allí encontró el soñado Árbol de Homa y una profecía que habría de despertar a un pueblo guerrero sumido en el más profundo letargo: los domadores de tornados.
Pero los tranquilos habitantes de la nación de Trunaibat, pueblos que moran al amparo de los bosques protegidos por la magia, naciones que viven en las profundidades subterráneas y un puñado de héroes inesperados, no podrían imaginarse lo que está a punto de suceder. Un ejército llegado de más allá de las inexploradas regiones sometidas por la niebla perpetua ha arrasado las islas cercanas y sembrado la muerte y la destrucción en el continente. Magia oscura y un poder maligno envenenan el aire y amenazan con derrumbar hasta las más inexpugnables fortalezas. La oscuridad avanza hasta cubrirlo todo.
[PUEDE CONTENER SPOILERS DE LA RUTA DE LAS ABEJAS]
En este segundo tomo de la trilogía de El país de la niebla, nos encontramos con un panorama bastante desolador. El invierno ha regresado en plena primavera, la niebla avanza sin dar tregua al mismo ritmo que un espantoso ejército, las campanas que anuncian guerra resuenan por todos los territorios... Vamos, que el mundo parece estar en pleno proceso de derrumbarse.
Mientras los habitantes de los distintos lugares de Trunaibat tratan de contener a los invasores o, por lo menos, mantenerse con vida, Lobías Rumin continúa con su viaje del héroe que, de nuevo, no es sólo físico, sino también emocional y de crecimiento personal, pues nuestro protagonista sigue descubriendo poco a poco quién es en realidad y buscando un lugar en el que encajar. ¡Estoy deseando verle explotar todo su potencial en el último libro!
En La ruta de las abejas, el autor ya nos demostró su gran capacidad de tejer historias en torno a la trama principal para llenarla de vida y, en este segundo tomo, si cabe, ese recurso crece todavía más. El narrador sigue a diferentes personajes a lo largo de los distintos territorios para mostrarnos sus peculiaridades, sus creencias... y cómo cada uno de ellos reacciona ante los terribles ataques. Por tanto, no solo seguimos explorando el mundo, sino también conociendo a nuevos personajes que seguro que tienen mucha importancia para el desenlace de la historia.
Me gusta mucho cómo escribe Jorge Galán. Su estilo narrativo contiene un gran lirismo, está lleno de belleza y, a pesar de que a lo largo de este libro no hace más que contarnos desgracias, durante toda la lectura sentí cómo si las palabras me estuvieran meciendo. Sabe transmitir perfectamente la magia del mundo que ha creado para que el lector también se sienta envuelto por ella.
El libro está dividido en varias partes y cada una de ellas en capítulos muy cortitos que consiguen, además, que la lectura sea muy ágil.
Con La caída de Porthos Embilea seguimos viendo crecer a Lobías Rumin en medio de un mundo que se encuentra al límite de su destrucción, preparándonos así para un desenlace que promete ser épico.