Nadie mejor que Livia Lone conoce al monstruo al que acecha. Vendidas como vulgar mercancía, ella y la pequeña Nason sufrieron los abusos de sus traficantes. Cuando las separaron, Livia, de 13 años, pasó la adolescencia convertida en esclava sexual de un prominente empresario. Solo la mantuvo viva la determinación de encontrar a su hermana.
Hoy se dedica en cuerpo y alma a perseguir crímenes sexuales, para lo cual muchas veces no solo emplea las herramientas que le proporciona la ley... Mejor un pederasta muerto que entre rejas.
Pero cuando una nueva pista le ofrece la esperanza dar con Nason y desenmascarar a quienes traficaron con ambas, Livia tendrá que ir incluso más allá. Deberá revivir los horrores del pasado y enfrentarse a una conspiración que alcanza al gobierno de Estados Unidos y cuyo grado de depravación resulta casi inconcebible.
En todos los sentidos es una pelea injusta. Pero Livia tiene dos ventajas: su ilimitado amor por Nason y su inagotable sed de venganza.
-TRADUCCIÓN POR DAVID LEÓN-
El otro día los de Amazon que son muy listos me lo recomendaron y empecé a leerlo.
Es un libro que me revolvió muchas cosas, que me tocó varias veces las fibras sensibles y en algunos trozos de la novela tuve que cerrar los ojos y seguir leyendo.
La trata humana tanto infantil como de adultos es un gran problema de este mundo. Todo el mundo lo sabe, lo conoce, pero pocos hacen nada. ¿Por qué todos miran hacia otro lado? Porque los primeros que utilizan estos servicios son personas poderosas e influyentes y mientras estos no caigan o no vayan a por ellos, todo seguirá igual.
Livia Lone nos habla en pasado y presente de la historia de una chica que fue vendida y que llega a Estados Unidos rota, descompuesta, con preguntas y sin su hermana. Tras su llegada a este país extranjero del que parecía a salvo otros peligros la acechan.
Livia tiene un sexto sentido para calar a las personas tanto en presente como en el pasado, pero también tiene unas ganas enormes de salir adelante y averiguar lo que la ocurrió a su hermana.
Me ha gustado conocer a Livia en el pasado, pero también ver sus progresos en el presente, aunque es verdad que me hubiese gustado que se abriese con ciertos personajes que la habrían podido ayudar.
No he tenido que pasar por un trauma como el de ella y millones de niños, niñas y adultos, así que no puedo hablaros de como el personaje se crece de esa manera.
Quizás los que lo pueden contar y tienen ganas o se hacen un ovillo o se hacen como Livia que en algunos momentos me ha parecido a Lisbeth Salander, pero más dura, cruel y sádica.
El ritmo me ha gustado mucho y la traducción de David León ayuda mucho con eso. La parte de la vida de niña y adolescente de Livia me pareció más lenta, más horrible de asimilar. La vida adulta de Livia me ha llamado la atención, puesto que es cuando ella empieza a curarse las heridas, aunque algunas nunca se van y cuando da un golpe sobre la mesa.
Las cicatrices emocionales que vemos de una experiencia tan horrible son visibles en Livia, pero sobre todo se ven a la hora de practicar sexo y no hacer el amor.
Livia está emocionalmente tocada y lo único que sabe hacer para salir adelante es ser un dragón e ir a por los malos, pero sin ninguna vinculación emocional.
Hay varios personajes de la novela que me gustaría que ella confiase en ellos o que se volviesen a ver las caras. Con este libro se cierra un ciclo en su vida y tengo ganas de ver cómo crece o si hacer lo que ha hecho la ha ayudado de algún modo.
Este primer libro es el comienzo de muchos más y tengo ganas de seguir conociendo a Livia de la que sé que no va a usar muchas veces lo que sea "legal", sino que muchas veces para hacer justicia tendrá que ir por otros caminos más oscuros.
Iba sin saber que me iba a encontrar y aunque en algunos momentos he tenido que parar a respirar...he continuado.