Revista Cultura y Ocio

Opinión de mangata de ricard ruiz garzón

Por Miss_cultura @miss_cultura
OPINIÓN DE MANGATA DE RICARD RUIZ GARZÓN
"Me llamo Jana y tengo una misión: bailar sobre el lago a la luz de la luna. Os parecerá absurdo, pero es muy muy muy importante para mí. Se lo prometí a mi hermana Zya antes de que se muriera. Aunque va a ser difícil, porque sospecho que me vigilan. Y encima me han quedado dos, y tendría que estudiar. Ay, perdonad, siempre cuento las cosas desordenadas. Pero creedme: yo la vi bailar, de noche, sobre el agua. Quiero decir flotando, sin hundirse. Os hablaré de Zya, sí. Me lo contaba todo. Era una artista".

Desde que su hermana Zya murió, Jana está bastante perdida.

Zya era una artista y su obra más reconocida, la que la llevó a la fama, fue una exposición de fotografía en la que la temática eran una serie de expresiones intraducibles que en su idioma original tienen significados muy específicos.

Y ahora que Zya no está, Jana no sólo tiene que lidiar con la complicadísima promesa que le hizo, sino que además guarda una verdad en su interior que la corroe y que no puede compartir con nadie.

Así que mientras busca el modo de cumplir su palabra sin terminar explotando, Jana va conociéndose un poco mejor a sí misma, descubriendo quién es y dándose cuenta de que está rodeada de personas que la quieren.

Y es que a Jana la acompaña un pequeño elenco de personajes bastante interesantes, a los que hay que ir conociendo a medida que avanza la historia. Mi favorita ha sido la abuela Lili, una ancianita llena de personalidad, que siempre se entera de todo y que sabe un montón de historias que va contando cuando llega el momento adecuado.

Aunque Jana nos cuenta las cosas de un modo un tanto desordenado, según se va acordando, la novela está estructurada de un modo muy original, en el que cada capítulos se corresponde con una letra del abecedario. Me ha fascinado la belleza con la que Ricard Ruiz Garzón le da un papel protagonista a esas expresiones intraducibles y me he quedado con unas ganas tremendas de que la exposición fotográfica de Zya existiese de verdad, porque me encantaría verla. Ya solo las descripciones que hace el autor de las imágenes son muy evocadoras.

Ambientada en el tiempo actual, los escenarios donde sucede la historia desprenden un aura de misterio, hechizo y nostalgia, donde la mitología, lo fantástico y la realidad se entremezclan, sin que exista una frontera clara entre ellos.

Además, trata el tema del duelo y la necesidad de aceptarse a uno mismo, sin querer imitar a nadie ni cumplir unas expectativas externas que no nos hacen felices.

M å ngata ha sido una lectura muy especial, de esas que te transportan y te atrapan en la atmósfera que el autor ha creado entre sus páginas, consiguiendo que se disfrute como si mientras lees no existiera nada más fuera del libro.


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