Ayer recibí la buena noticia de que Hugo Pérez, de Rugby Mairena, había escrito unas líneas de mi novela rugbística. Os dejo sus palabras. Muchas gracias Hugo.
Lo prometido es deuda por Hugo Pérez
Todos nos hacemos mayores, uno se cree que nunca se va a hacer mayor, pero se hace, y menos mal, no hacerse mayor, debe ser mucho peor.
Decía esto, porque hace tiempo, llegó a mí un libro y prometí escribir algo sobre él, y entre unas cosas y otras, cosas de hacerse mayor, hasta ahora no he podido sentarme delante de la pantalla y cumplir con lo que había prometido.
Conocí el libro de casualidad, leyendo el blog Tornarugby, del maestro Blackway, pluma ágil y tenaz, al cual siempre es un placer leer. Una de sus entradas hablaba del libro, puse un comentario, hubo una respuesta, cruzamos un par de correos y el libro llegó a mi casa con dedicatoria incluida, todo un detalle.
Me lo leí en dos días, con avidez, sumergido en el mundo que en él se describía, y, al terminar, lo dejé en mi mesilla, con un sabor agridulce, con un algo en mi cabeza, que me decía, que algún día, volvería a él.
Tardé poco, volví a leérmelo unas semanas después, más lentamente, esta vez, disfrutándolo, saboreándolo, y comprendí, que es un libro escrito con las entrañas, donde el escritor no se ha dejado nada dentro, un libreo que merece ser saboreado, palpado, leído lentamente, escudriñado. Y entonces, fue cuando lo disfruté de verdad, cuando me di cuenta, que al igual que nuestro deporte, aquellas páginas, escondían en su interior algo que, a primera vista, no se ve, pero se intuye y que, posiblemente, aquellos que nos hemos dejado la piel, y algo mas, en un campo y nos hemos peleado por un oval, podemos intuir mejor que nadie. El libro se llama “Placaje alto” y, a parte de algunas cosas más, es un libro que habla de rugby.
Les recomiendo que lo lean, despacio, con tranquilidad, degustándolo, como si degustasen un buen vino, porque una vez, cuando creía que nunca me haría mayor, alguien, que si se hizo, me enseñó, que los libros, como los vinos, los hay buenos y muy buenos, y que los muy buenos, hay que disfrutarlos mucho.