Cinco jóvenes se reúnen para tomar una decisión: echar a su amiga de la compañía de teatro que crearon juntos a cambio de una suculenta oferta. Pero pronto, el debate sobre la sexta en discordia se convertirá en un destape de traiciones, sueños y confesiones. Esta divertida comedia acerca al espectador a los problemas éticos en una sociedad líquida. ¿Existe una solución?
Dirección: Daniel Coronado
Elenco: Maggie García, Manuel Gareno, Eider Uribe, Felipe Lorenzo, Helios Martos e Iker Urgoiti
Texto: Eider Uribe y Manuel Gareno
Producción: Eider Uribe
Compañía: Sisu Producciones
Técnico de Sonido y Luces: Yolanda Berasategui
Diseño sonoro: Txabier Martínez
Colaborador: Estudio Juan Codina
Maggie García, Manuel Gareno, Eider Uribe, Felipe Lorenzo, Helios Martos e Iker Urgoiti son los protagonistas de ¿Qué hacemos con Bea?
El elenco es asombroso y todos ellos son camaleones de la interpretación, pues es complicado pasar de un estado de risas a enfado de esa forma tan orgánica y tan natural.
Algo que destacaría y me sorprendió gratamente, es la manera en la que podemos verles al principio de la obra y lentamente, pues nos van enseñando sus verdaderas personalidades, sus mayores miedos, sus anhelos...
Sin deciros nada y sin tampoco desvelaros mucho, os diré que el personaje de Bea es una maravilla. Os prometo que me sentí como en esperando a Godot y es fantástico como esta chica puede dividir, puede unir, puede hacer lo que quiera y la fuerza que tiene en este grupo de actores y actrices.
¿Qué hacemos con Bea? Es como ponerse frente a un espejo de nuestra vida. Con un texto profundo que cala en cada palabra que dice cada uno de los personajes, es capaz de remover muchas cosas a los espectadores, ya que con cada carcajada que daba pensaba ¡duele!
Esta obra da caricias y puñetazos, pero también, es muy valiente por hacernos dudar de lo que votaríamos, de lo que diríamos en voz alta o de lo que callaríamos.
Seis amigos que se conocen mediante una persona y están en un momento crucial en sus vidas. Todos hemos estado en esa encrucijada (yo misma estoy), pero al terminar la obra como, que lo vi un poco más claro.
La escenografía es increíble y todos los detalles que vemos como es una guitarra con las supuestas cuerdas rotas o una nevera con fotografías (entre otros) son metáforas invisibles de lo que se viene a continuación de la trama.
Los personajes de Víctor y Elena, los cuales, parecen estar en un segundo plano, me dejaron con la boca abierta, ya que en algunos instantes son los que hacen cambiar el ambiente o lo que sucede y funciona muy bien, pues nunca sabes cuando saltarán o lo que dirán y lo que desencadenará todo.
También, el teléfono es un elemento del que nunca pensé que estaría tan pendiente y crearía tanta tensión.
Parece que por lo que escribo solo hay oscuridad en el texto, miedo en los silencios, decepción en cada palabra, pero es una producción llena de luz, pero cuesta verla.
Es decir, lo que se decidirá en ese instante les va a cambiar la vida de muchas maneras, pero ¿a qué precio?
Pero, al mismo tiempo, es mejor saber o conocer la cara real de los que están contigo en este proyecto.
Esta obra es luz, porque parece una obra que está dentro de lo que estamos viendo o eso me planteé yo. Además, pensaba en que me encantaría ver la obra que escribió Elena o ¿era esta?
Ferrán, Diego y Mario me causaron un dilema enorme, pues los tres pertenecientes a diferentes clases sociales parecen querer romper con lo que son o por como se sienten, pero en muchos momentos caen en los mismos errores como son Ferrán y Diego.
En cambio, Mario, por su manera de luchar y revelarse, es el personaje que más se sale de la zona de confort extraña que parece haber en el ambiente.
Pero, Eider es con la que más me sentí identificada en muchos aspectos, pues es impulsiva, no tiene filtro e intenta tirar del carro, me parece que es el pegamento de todos.
La obra sucede en una tarde, pero te deja con un sabor agridulce, ya que te deja con más preguntas que respuestas, pero ¡me ha encantado! Pues te da que pensar y te da por reflexionar.
Estaba pensando en el tiempo, como es personaje silencioso, pero de gran importancia en el guion.
El tiempo que al principio parece ser mucho y luego va ahogando, lentamente.
En esta obra no hay tiempo para silencios, pero sí para hacer un fascinante trabajo gestual, que marcan muchos diálogos, que cuentan secretos...
¿Qué hacemos con Bea? Es una obra que te llevará por caminos inesperados, pero lo que es seguro es que al final saldrás por la puerta con una nueva perspectiva. Hacía tiempo que no disfrutaba de una representación que me dejara una impresión duradera y que realmente provocara una reflexión en mí.