Solé de Carlo Sironi es una producción valiente, con dos personajes asombrosos e inteligentes y con unos silencios mágicos. Si, el director hace de los silencios un recurso que puede chocar al principio, pero conforme va pasando el tiempo te acostumbras y te llegan a enamorar y lo ves muy natural.
Los actores protagonistas forman un tandém perfecto, creo que con otros actores distintos esta película no hubiese sido así.
La historia se cuece a fuego lento y poco a poco iremos conociendo las circunstancia de Lena y de Ermanno.
Muchas producciones se centran en querer agradar al espectador y hacer la historia tal y como nos gusta, pero Carlo Sironi ha dirigido una película en la que los protagonistas y sus circunstancias es lo principal. El director hace que el espectador se haga preguntas, observe en silencio lo que ocurre en cada momento y que acompañe a Ermano y Lena en un viaje a su interior.
Cada sonrisa o cada gesto entre Lena y Ermano es un regalo, porque el director nos regala instantes bonitos, a cuentagotas, pero son segundos preciosos y únicos.
Otra de las particularidades de la trama de Solé es el pasado de Ermano y Lena ¿cuándo decidieron ser así?
El espectador en algunos momentos o con algunas partes de la historia tiene que pensar o tiene que hacer sus composiciones de lugar, pero al ser algo inusual seguro que al espectador le gusta averiguar o imaginar ¿qué esta pensando Lena? ¿qué piensa Ermano?
El tema principal de la historia es controvertido y está de actualidad, pero Carlo Sironi lo trata con delicadeza, con mimo y con mucho cuidado.
Me quedo de Solé con las sonrisas de Lena y por los momentos en los que Ermano se deja de comportar como una persona sin corazón.
Me ha gustado mucho y la recomiendo.